Pregunta: Según la visión de la Torá ¿Se deben tener en cuenta los sueños, o los mismo no poseen ningún valor real?
Respuesta: En realidad, hallamos en la Torá que los sueños pueden tener valor premonitorio, como en el caso del Faraón, a quien le fuera transmitida por este medio la información sobre los siete años de abundancia y los posteriores siete de hambruna. Asimismo el rey perverso Nebujadnesar tuvo un sueño premonitorio. Por otro lado, y salvando las distancias, el justo Yosef tuvo sueños que presagiaron su futuro y el rey Salomón en sus sueños previó lo que le ocurriría en el futuro. De todo esto surge que lo que sueños poseen cierto valor y por lo tanto no se los debe ignorar totalmente. De la misma forma el Talmud y los comentaristas atribuyen a los sueños importancia, como veremos a continuación.
Obviamente, no todos los sueños son veraces, pues los pensamientos que ocupan al hombre durante la vigilia se expresan en los sueños sin las barreras del consciente humano. Por ello, la imaginación humana puede inducir todo tipo de sueños carente de valor alguno, el hombre en sus sueños puede volar como las águilas o enriquecer o empobrecer repentinamente, este tipo de sueños no debe ser tomado en cuenta en absoluto, ya que no se trata del tipo de sueños al que se refirió el Talmud y los comentaristas.
Afirma el Talmud (Berajot 55ª) Dijo Rabí Yojanan en nombre de Rabí Shimon, así como el trigo no carece de afrecho, los sueños no carecen de imágenes banas. Significa, que aún los sueños reales, que son portadores de algún mensaje celestial, poseen aspectos irreales y es imposible que todo el sueño represente una realidad. Y continúa diciendo el Talmud: Dijo Rabí Berajiá: Los sueños, aún cuando una parte de los mismos se cumpla, el sueño íntegro no se cumplirá. Más aún los sueños que son producto de los pensamientos que tuvo el hombre durante el día, en cuyo caso todo el sueño es carente de autenticidad y por lo tanto no debe ser tomado en cuenta.
Por otro lado, los sueños tienen en ocasiones, aspectos con implicancia halájica. Por ejemplo, lo ocurrido con el gran erudito Rabí M. Benett, rabino de la ciudad de Nikelsburg, quien era un brillante erudito y hombre sumamente piadoso, falleció en un pueblo aledaño a la ciudad de Nikelsburg. Debido a las dificultades que en aquellos tiempos suponía trasladar los restos a la ciudad, la gente del pueblo enterró a este gran erudito en el cementerio cercano al pueblo, en Lijenshtat. Al enterarse los habitantes de Nikelsburg, se enfurecieron pues consideraban que un sabio de la talla de Rabí Benett debía ser enterrado en la ciudad principal, en la que enseñó e instruyó durante toda su vida y en la que se hallaban enterrados los restos de sus antepasados. Los habitantes de la aldea, por su lado, argumentaban que desenterrar los restos del sabio simplemente para trasladarlo a la ciudad se consideraría una humillación a los restos del gran Rabí.
Cuando se presentó esa cuestión ante el gran erudito Hatam Sofer, esgrimió argumentos a favor de ambas posturas, sin embargo no pudo expedirse definitivamente. Por ello dejó sentado en su obra de responsas halájicas que no se expedía en esta cuestión y ante esta irresolución se debían dejar los restos de erudito Rabí M. Benett z”l en su sepultura en el pueblo de Lijenshtat.
Sin embargo, los historiadores registran que finalmente el Hatam Sofer dictaminó que se trasladaran los restos de R. M. Benett z”l al cementerio de la ciudad de Nikelsburg, y se desconocen los motivos que llevaron a este erudito a cambiar de opinión respecto de lo que ya había dictaminado.
El hijo del Hatam Sofer z”l, el erudito autor de la obra Ketab Sofer (en el libro conmemorativo de de su padre) escribe el motivo que llevó a su padre a cambiar de opinión. Escribe, que Rabi M. Benet z”l, se apareció en sueños al Hatam Sofer y le pidió que dictamine el cambio de sepultura a la ciudad de Nikelsburg pues allí sus restos descansarían definitivamente. El motivo real por el que fui enterrado en esta aldea, es que de joven me comprometí con una muchacha de la aldea, compromiso que duró seis meses al final de los cuales anulé dicho compromiso y ello le causó una gran angustia a aquella jovencita, por ello fue sentenciado de los cielos que permaneciera enterrado en aquel pueblo durante seis meses, para expiar aquella situación. Ahora, que ya han pasado los seis meses, te pido que dictamines que me trasladen a la ciudad de Nikelsburg. Y ello fue lo que ocurrió, el gran erudito Hatam Sofer indicó que se trasladasen los restos de R. M. Benett z”l a la ciudad Nikelsburg.
Aprendemos de lo anterior, que los sueños en ocasiones poseen una gran trascendencia, hasta alterar incluso el dictamen halájico, pues aún cuando según la halajá no se debían trasladar los restos a la ciudad, de todas formas si en sueños apareció el difunto e hizo saber de su inquietud al respecto, se tomó la misma en consideración.
Pero en realidad, esto es válido en relación a personas de una talla espiritual superior, hombres justos y piadosos. Y ya fue consultado el gran rabino R. Moshe Feinstein z”l sobre el caso de una mujer cuyo esposo falleció y argumenta –esta señora- que el difunto se le apareció en sueños y le pidió que trasladaran sus restos a otro lugar ¿se debía tomar en cuenta este sueño? Y respondió Rabí Moshe Feinstein z”l que debido a que esta señora no era considerada una mujer de gran piedad, sus sueños carecían de valor, pues se debía atribuir su sueño más a sus lucubraciones en el día que a la posibilidad que su esposo se le presentara en sueños y le comunicara algo real.
De esto aprendemos, que en la mayoría de los casos los sueños no poseen trascendencia alguna y no hay necesidad de ocuparse de estas cuestiones más de lo debido.
En una próxima entrega nos explayaremos al respecto.