Pregunta: Cuando la persona bendice a sus hijos la noche del Shabbat, o el Rabino lo hace con sus alumnos ¿cómo es más apropiado proceder, colocar ambas manos sobre la cabeza del niño o alumno, o sólo una mano?
Respuesta: En la entrega anterior aclaramos que existe una prohibición que afecta a todo integrante del pueblo de Israel que no es cohen de practicar la bendición de los cohanim como ellos lo hacen. O sea si su intención es la de bendecir de la misma forma en que ellos lo hacen, por ejemplo en el momento de la Hazará –repetición de la Amidá- asumiendo una práctica que D-os encomendó sólo al linaje de Aharon. A continuación analizaremos la forma en que deben colocarse las manos sobre la cabeza de quien recibe la bendición. Pues los cohanim elevan ambas manos en momentos en que bendicen al pueblo, por lo que debemos examinar la forma en que los padres o maestros deben proceder cuando llevan a cabo la bendición.
En la obra Torá Temimá critica la costumbre difundida en su pueblo en los banquetes nupciales en los que se bendicen mutuamente colocando ambas manos sobre la cabeza del receptor de la bendición, lo cual, según su opinión debe prohibirse ya que los individuos que no son cohanim no deben elevar ambas manos como lo hacen los cohanim, como lo aclaramos en la halajá anterior. Concluye testimoniando que oyó de una persona fiable que en la boda del gran erudito Rabí Yehezquel Lando z”l (autor de la obra Nodá Vihudá) el gaón Rabí Eliahu de Vilna z”l lo bendijo colocando sólo una manos sobre su cabeza. Al ser consultado sobre dicho proceder respondió que bendecir con ambas manos es una práctica exclusiva de los cohanim. En la obra Tosfota Berajá aclara que esta costumbre del Gaón es debido a que está prohibido colocar ambas manos sobre la cabeza de quien recibe la bendición pues la bendición de los cohanim no puede ser practicada por un Israel –no perteneciente al linaje de los cohanim-, por ello el Gaón de Vilna no colocaba ambas manos sobre la cabeza del receptor de su bendición.
Sin embargo, nuestro maestro Rabbí Ovadia Yosef, Z"L, disiente de esta opinión ya que en realidad no se considera esto una elevación de manos al estilo de los cohanim y tampoco quien bendice tienen la intención de asumir el precepto de Bircat Coahim, por lo tanto no existe ninguna prohibición en colocar ambas manos sobre la cabeza de quien recibe la bendición. Y así acostumbraron muchos hombres piadosos y sabios quienes no tuvieron en cuenta esta restricción y colocaban ambas manso sobre la cabeza del receptor de la bendición. La costumbre del Gaón de Vilna debe ser interpretada de otra forma.
De hecho, muchos de los sabios de la Cabbalá escribieron que deben colocarse ambas manos sobre la cabeza de quien recibe la bendición. Y así lo cita el gran erudito Yaabet”z en su libro de plegarias, donde escribe que deben colocarse ambas manos sobre la cabeza de quien se bendice, y así acostumbraba hacerlo su padre, el famoso casuista Hajam Tzvi, refiriendo que existen motivos para ello tanto de acuerdo a la legislación común como a la cabalística.
El gran erudito Rabí Hayim Palachi z”l en su obra Nefesh col Hay escribe que en la obra Hemdat Hayamim dictamina que se debe bendecir sólo con una mano, la derecha. Y así suele hacerlo nuestro maestro Rabí Ovadiá Yosef, Z"L, quien solo colocar su mano derecha al bendecir, aún cuando cita al erudito Yaabte”z arriba mencionado, aclara que no es preciso ser tan escrupuloso en el tema. A fin de proceder la mejor manera se colocarán ambas manos, sin embargo si solo coloca una es suficiente, como acostumbraron hacerlo grandes rabinos a través de las generaciones.
(Es preciso señalar en este contexto que el libro Hemdat Hayamim es una obra de altísima santidad la cual se transmite a sus lectores, por lo cual deben desestimarse totalmente los comentarios difamatorios sobre la misma, especialmente hace unos años se editó un opúsculo difamando esta obra, lo cual es obviamente una crítica vana y alejada de la realidad, pues el autor de esta obra era alumno de alumnos de Rabbenu Haari z”l y compartió discusiones halájicas con los grandes comentaristas de su generación, los alumnos de Rabbenu Maharima”t (Rabí Moshe Mitirani z”l). De todas formas, quien lea este libro comprobará que no existe basamento alguno para las críticas que le hacen)