El Talmud (Berajot 22) estudiamos que las mujeres están obligadas a cumplir el precepto de la plegaria. Explica el Talmud que en realidad las mujeres estarían exentas del precepto de la plegaria ya que se trata de un precepto comprendido en un tiempo determinado -mitzva asé sheazeman gueramá- por lo tanto las mujeres deberían eximirse, como en el caso del Lulab que se lleva a cabo sólo en Sucot. Sin embargo la plegaria es momento de rezo y ruego ante el Eterno para pedir por Su misericordia, y las mujeres asimismo necesitan de la misericordia divina y por lo tanto estarían obligadas a rezar.
Al hablar de rezo nos referimos a la amidá -la plegaria de 19 bendiciones que se realiza parado.
Hay divergencia entre las autoridades halájicas sobre si la mujer debe rezar cada día shajarit y minha o sólo debe realizar un plegaria diariamente, pues esa en realidad es la obligación de la Torá, los tiempos y otras plegarias son instituciones rabínicas de las cuales la mujer se halla exenta.
Nuestro maestro Rabí Ovaida Yosef z”l solía sugerir que las mujeres escojan una plegaria al día para asumirla como costumbre, shajrit, minha o arvit. Y lo ideal sería rezar shajrit de manera de comenzar con las bendiciones matutinas, las cuales la mujer está obligada a pronunciar, a excepción de la bendición -shelo asani isha- que no me Has hecho mujer, que la mujer omite y en su lugar dice -sheasani quirsonó- que me Has hecho según Tu voluntad, sin incluir el nombre divino en esta bendición. Posteriormente, de ser posible debe pronunciar Shema Israel y tras ella la amidá.
De todas formas, las mujeres que tienen la posibilidad de rezar todas las plegarias diariamente, shajrit, minha y arvit deben hacerlo, incluso las mujeres sefaradiot pues así lo hacían las mujeres piadosas que ameritaron engendrar hijos temerosos de D-os y estudiosos de la Torá.
La piadosa y gran mujer Simha Tzadka z”l, la madre del decano de la Yeshiva de Porat Yosef Rabí Yehuda Tzadka z”l, que era una mujer de gran piedad y temor a D-os que cada día llegaba a la sinagoga con el primer minian para rezar, por supuesto desde el sector femenino, y su plegaria reción concluía cuando el segundo minian terminaba. Y por supuesto rezaba tres veces al día. Conocimos otras mujeres piadosas en Jerusalén y fuera de ella que así procedían, pues al alcanzar la edad de la madurez y ya no cargar con la obligación de los niños pequeños podían dedicarse a rezar e implorar al Eterno por sus hijos, esposos y por la comunidad en general. Dichosas de estas mujeres.
Sin embargo, las madres jóvenes que deben atender a sus hijos no deben dedicar un tiempo extenso a la plegaria o lectura de Salmos ya que cada cosa posee su momento.