La noche del seder -en hebreo lel haseder-, hace referencia a la primera noche de Pesaj en que nos reunimos para la cena de Yom Tob y relatamos sobre la salida de Egipto -Hagadá- en familia. Todo esto se lleva a cabo según lo establecido por nuestros sabios, y fuera de Israel se celebran dos noches.
Escribe el Tur (cap. 472) que todo lo necesario para llevar a cabo este seder debe prepararse a partir del mediodía de la víspera de Pesaj, así como tender los manteles en la mesa y preparar la mejor vajilla y decoración de que se disponga para esta noche. Todo esto es debido a que todo debe estar listo para comenzar el seder ritual al llegar de la sinagoga y evitar retrasos. Escribe nuestro maestro, Rabí Itzjak Yosef. Shlit”a, gran rabino de Israel, que si debido al poco lugar o a otro motivo no desea colocar todos los elementos sobre la mesa y los hará trayendo en la medida que se desarrolle el seder, puede hacerlo. Sólo es necesario preparar las matzot, el jaroset y la lechuga para esta noche. Y agrega que lo más importante es evitar cualquier tipo de discusión esta noche, pues la misma posee una santidad especial y es necesario realizar todo el seder con alegría.
Cuentan sobre Rabí Meshulam Igra z”l (vivió hace aprox. 200 años y desde temprana edad descolló por su brillante inteligencia) que invertía gran esfuerzo para llear a cabo todo lo necesario para Pesaj, especialmente las matzot, por lo que él mismo sembraba el trigo, lo cosechaba, molía y amasaba las matzot, todo con gran dedicación y santidad en honor a esta sagrada festividad.
En la casa de Rabí Meshulam z”l se desempeñaba como muchacha de servicio un joven judía sumamente pobre y huérfana. La esposa del rab, le pidió algunas matzot simples para preparar los famosos “kneidalaj” -bolitas de matza-. La muchacha, sin percatarse en lugar de traer matzot comunes le trajo a la rabanit las matzot que el rab preparaba personalmente para esta noche. La rabanit, que percibió el error, molió las preciadas matzot del rabino y preparó lo “kneidalaj”.
Esa noche, cuando el rabino salió hacia la sinagoga, la rabanit fue en busca de las matzot para prepara la mesa para la noche. Al no encontrar las matzot se dio cuenta del error y gimió amargamente. La joven, presa de temor escapó de la casa y se escondió cerca de la sinagoga. De todas formas, la rabanit decidió colocar para el seder matzot comunes con la esperanza de que su esposo no se percatase del cambio.
Cuando, en medio del seder el rab descubrió las matzot para utilizarlas percibió que no eran las preciadas matzot que con tanto esfuerzo había preparado. Al preguntarle asombrado a su esposa qué había sucedido, esta le relató el episodio y el error que cometió la joven ayudanta. El rab, se mostraba sumamente preocupado pero no por las matzot faltantes, otro pensamiento ocupaba su mente. Donde estaba la joven ayudanta?! Llamó a su hijo y le encomendó que de inmediato buscara a la muchacha y la trajera de vuelta a la casa. Tras unos minutos, apareció el hijo del rabino y tras él la joven presa de culpa y vergüenza. El rabino la sentó a su lado y le dijo, hija mía, debes saber que no estoy en absoluto preocupado por las matzot, de hecho y para mostrarte que es así, al terminar el Yom Tob mi esposa comprará una falda nueva para ti.
Es asombroso cómo, en este suceso vemos la real forma de servir a D-os, pues aún después de haber invertido tanto esfuerzo personal en las matzot, Rabí Meshulan z”l enseñó que el verdadero espíritu de la mitzva radica en la alegría con que se lleva a cabo y en alegrar a los otros con el cumplimiento de los preceptos.