Este sábado por la noche conmemoramos Lag Baomer, el día 33 del omer en el que honramos a Rabí Shimon bar Yojai.
Comenta nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l, está escrito en el Pirke Abot cap. 4 en nombre de Rabí Shimon bar Yojai, existe tres tipo de coronas, la de la estirpe real, la del sacerdocio y la de la Torá. Paralelamente afirma el Talmud (Yoma 72): Tres bordes de oro fueron encomendados confeccionar en el santuario. A la mesa, al arca y al altar. El de la mesa hace referencia a la realeza atribuida a la estirpe del rey David, el del altar al sacerdocio el cual ejercen exclusivamente los descendientes de Aharon, en tanto que el del arca se refiere a la corona de la Torá. Este no tiene pertenencia alguna sino todo el que desee obtenerlo puede estudiar la sagrada Torá y así se coronará con el mismo.
Y si supones que tanto la corona real como la del sacerdocio superan a la de la Torá, está escrito: En Mi los reyes reinarán y los príncipes gobernarán, o sea que no existe mayor nivel que el de la corona de la Torá. Y así afirma el Talmud (Horaiot 13) incluso un judío bastardo mas erudito en Torá prevalece a sumo sacerdote ignorante de la misma. Por ello en la orden de confeccionar estos bordes, con respecto a la mesa y al altar está escrito: Y harás a él, en tanto que en referencia al borde del arca está escrito: Y harás sobre él, o sea que se halla por encima de los otros.
Relata el Talmud (Yoma 71) que en cierta ocasión, el día de Quipur al salir del sumo sacerdote del santuario se dirigía a su residencia acompañado por una gran cantidad de personas. En medio del camino, aparecieron Shemaya y Abtalión, los grandes eruditos de la época que eran conversos, descendientes del rey Asirio, Sanherib. Los acompañantes del sumo sacerdote comenzaron a alejarse del mismo para acercarse a los sabios, hasta finalmente dejar solo al sumo sacerdote.
Entonces, se acercaron los sabios al sacerdote para pedir su autorización y continuar su camino. El sacerdote, que se sintió molesto por la presencia de los sabios les dijo: Ved, hijos de otros pueblos en paz! Estos, que comprendieron el ofensivo mensaje le respondieron: Es preferible que vayan los hijos de otros pueblos en paz, pues practican la enseñanza de Aharon, y que no vaya el sumo sacerdote en paz que no practica la enseñanza de Aharon, quien enseñaba: Ama la paz y persíguela.
En realidad, el público que acompañaba al sumo sacerdote actuó en forma correcta, ya que como vimos la corona de la Torá supera a la del mismo sacerdocio. E incluso el erudito, aún cuando no pertenece a una estirpe distinguida posee más relevancia que el sumo sacerdote, como vimos más arriba.
El amor que sentía Rabí Shimon bar Yohai por la sagrada Torá lo llevó a sentir un profundo amor por el pueblo de Israel. Cuenta el Midrash, que en cierta ocasión se acercó una pareja, que ya contaba con diez años de casados y no habían tenido hijos, a Rabí Shimon bar Yohai y le pidieron divorciarse y así que cada uno rehaga su vida. Les respondió el rab. Por favor, atendedme! Así como os habéis casado en medio de un festejo, con comida y bebida, también debéis separaos con comida y bebida. Oyeron la indicación del rabino y prepararon un banquete, en medio del cual la mujer le dio de beber vino copiosamente a su esposo. Al sentirse este mareado por efecto del alcohol, llamó a su esposa y le dijo: Querida, esposa! Toma el objeto de más valor que hay en mi casa y llévatelo contigo a casa de tu padre. Al quedarse dormido el hombre, la mujer le indicó al servicio que trasladaran la cama con el hombre a casa de su padre. Al despertar, el hombre se sintió en un lugar extraño y preguntó a su esposa donde se hallaba. Ella le respondió, me dijiste que tomara lo de mayor valor y lo trajera conmigo a casa de mi padre, no tengo nada de mayor valor que tu!! Entonces, juntos se dirigieron a Rabí Shimon y este elevó su plegaria al Todopoderoso que concedió descendencia a la pareja.
Quiera D-os que el mérito de Rabí Shimon bar Yohai nos proteja y volvamos a verlo prontamente en la resurrección final, Amen.