Pregunta: ¿Por qué es preciso pedir perdón incluso por aquellos pecados que hemos cometido en forma no intencional? De hecho, no existe ningún hombre en el mundo que no cometa una equivocación o un pecado inconscientemente, por lo tanto, ¿por qué necesitamos pedir perdón aún por estos pecados?
Respuesta: El Talmud (Yoma 36b) Dijo Rabbí Meir: Cual es el orden correcto del Vidduy –confesión por el pecado-? Dirá: “´Aviti, Pasha´ti, Hatati” –trasgredí, pequé y erré”, pues así está escrito con respecto al sacrificio que el Sumo Sacerdote realizaba para expiar los pecados del pueblo de Israel.
Los demás sabios opinan, que el orden correcto es “Hatati, ´Aviti, Pasha´ti” –erré, pequé, trasgredí-, pues la palabra “Het” hace referencia al pecado no intencional, “Avon” al pecado cometido adrede y “Pesha´” a la rebelión, por lo tanto, no es apropiado pedir disculpas por un pecado más grave y posteriormente hacerlo por los pecados no intencionales o errores. Por ello es adecuado proceder según este orden, y, como es sabido la halajá se establece según la opinión de la mayoría de los sabios por lo que éste es el orden en que debe pronunciarse el Vidduy. Y así hallamos que lo hizo el rey David: Hemos errado con nuestros padres, trasgredimos y nos rebelamos, o sea “hatati, ´aviti, pasha´ti” como opinan los sabios que discuten con Rabí Meir.
Por lo tanto, si cómo es posible que Rabí Meir sostenga que es preciso adelantar las trasgresiones intencionales a los errores, si, como explican los demás sabios no es apropiado disculparse por los pecados más graves y! después hacerlo por las trasgresiones inconscientes.
Esta discusión entre Rabí Meir y los sabios la explica Rabbenu Ovadia Yosef, z”l, de la siguiente manera. Según Rabí Meir, el hombre no debería disculparse por los errores que cometió inconscientemente, pues, como dijimos en la pregunta, ningún hombre transita esta vida sin errar o equivocarse, pero si la persona se comportase según enseña la Torá y viviría una vida de piedad y corrección, no se le presentaría ningún pecado no intencional, pues cada judío posee un alma sagrada y la misma no cometería ningún error o trasgresión inconsciente. Sin embargo, si hubiese trasgredido alguno de los mandamientos de la Torá adrede, voluntariamente, ello opaca su alma y la profana y así posteriormente llegará a pecar en forma involuntaria. Y cita esta explicación en nombre de Rabí Moshe Alshej z”l, quien explica que el alma del judío está creada para no pecar, sin embargo las trasgresiones que comete la llevan posteriormente a trasgredir en forma involuntaria.
A ello se refiere el versículo del rey David que afirma: Mi pecado relataré, me preocuparé por mi error, o sea el tropiezo con un pecado intencional lleva a la trasgresión inconsciente, el pecado cometido adrede impurifica al hombre y ya no puede evitar pecar inconscientemente.
Por ello Rabí Meir considera que el orden apropiado del Vidduy es colocar en principio “Aviti”, pues el pecado intencional es el que posteriormente lleva al “Het”, al error o pecado inconsciente.
En definitiva, cada persona debe reflexionar y rectificar su conducta realizando un análisis de la misma que lo lleve a la Teshuba, y no apoyarse en vanas ilusiones de que en general está comportándose correctamente, “si todos se comportarían como yo, ya hubiese llegado el Mashiaj a Israel”, pues son meras ilusiones e ideas falsas, Y quien puede comprender las profundidades del juicio divino, por ello cada quien debe tornar en Teshuba de sus trasgresiones, especialmente de aquellas que ha cometido intencionalmente y así de los cielos lo ayudarán y evitarán que peque “beshogueg”, in forma no intencional.
El Eterno acepte nuestra Teshuba!