En la entrega anterior expusimos los principios básicos de la Teshuba.
El Talmud (Yoma 85b) nos dice: Afirma Rabí Elazar ben Azaria: Está escrito en la Torá sobre el día de Quipur: Pues en este día os serán expiados vuestros pecados, para purificarlos de todas vuestras trasgresiones, delante del Eterno os purificaréis (Vaikra 16). Los pecados entre el hombre y D-os el día de Quipur expía, los pecados entre los hombres no son expiados sino hasta que se disculpe con su compañero. Por lo tanto, si ha ofendido o agredido de alguna forma a su compañero, debe disculparse con este para que su Teshuba sea aceptada.
Y así lo estudiamos en el Talmud (Baba Kama 92ª) en relación a la persona que infringe un daño a otro, no es suficiente con la indemnización monetaria sino que debe disculparse con su compañero para expiar el pecado de la agresión. Como lo obtenemos del rey Abimelej, cuando tomó cautiva a nuestra matriarca Sara, D-os le dijo: Y ahora, regresa a la mujer con su esposo pues él es profeta, y orará por ti y vivirás, y si el patriarca Abraham no lo hubiese perdonado, Abimelej no hubiese expiado su pecado; o sea que no es suficiente con la corrección o indemnización, sino es preciso disculparse y lograr el perdón del damnificado.
Y cuando se disculpa con su compañero, no es apropiado que el otro adopte una actitud muy severa y no lo disculpe, pues de hacerlo así sería denominado “ajzar” –cruel-, como está dicho con respecto a Abraham: Y oró Abraham al Eterno y curó el Eterno a Abimelej.
Y así lo dictamina Ramba”m (cap. 2 Leyes sobre La Teshuba): Tanto la Teshuba como el día de Quipur no expían sino los pecados entre el hombre y D-os, sin embargo los pecados entre las personas no son expiados el día de Quipur sino hasta que se disculpe con su compañero. Si se disculpó y el otro no acepta excusarlo, reunirá tres personas de sus conocidos para que intercedan y le pidan que lo disculpe. Si aún así no acepta hacerlo procederá de esta forma dos y tres veces (reuniendo tres conocidos que intervengan para que lo disculpe en cada una de estas veces). Si no lo disculpa ya no estará comprometido a continuar disculpándose y el otro que no lo disculpa cargará con el pecado (pues adoptó una actitud cruel). Si se tratara de su maestro (con quien debe disculparse) irá y vendrá incluso mil veces hasta lograr que lo disculpe. Y así lo dictamina el Shuljan Aruj (cap. 606).
Tiene prohibido el hombre adoptar una conducta cruel y no aceptar las disculpas de su compañero, y cuando este se disculpe debe excusarlo de todo corazón. Y así se comportan los hijos de Israel quienes son misericordiosos y no guardan rencor.
Si la persona con quien debe disculparse falleció, reunirá diez hombres mayores, judíos, ante la tumba del fallecido y dirá: He pecado ante el D-os de Israel y ante fulano. Y escribe Ramba”m que debe especificar el agravio que cometió contra el otro, y así lo dictaminan la obra Eliahu Rabba y Mishna Berurá. Si el fallecido pertenece a otra ciudad, será suficiente con que se disculpe ante diez personas. Si tiene algún amigo que reside en la ciudad en la que el fallecido está enterrado, podrá designarlo como su emisario para que reúna diez personas y se disculpe en su nombre ante la tumba del fallecido.