Fecha de la Halajá: 8 Elul 5785 1 septiembre 2025
Entre las trasgresiones que debemos corregir se hallan las faltas entre las personas, especialmente entre los integrantes de la familia en los que se debe poner especial atención para evitar herirse unos a otros. Es conocida la afirmación del Ritb”a -s.XIV) quien afirma que la prohibición de no humillar al otro aplica especialmente hacia la compañera de vida, la esposa.
Ocurrió con el santo rabino R. Yejiel Mijal de Solochov z”l (hijo del gran R. Itzjak de Darhovitch z”l) que recibió en herencia de su padre un par de preciados Tefilín que se consideraban una reliquia jasídica. Numerosos hombre adinerados intentaron adquirir dichas filacterias pero R. Yejiel z”l, a pesar de su comprometida situación económica desistió de vender sus Tefilín.
Un año, se presentó una escasez de etroguim y al pueblo de R. Yejiel no llegó ninguno, lo que lo preocupaba ya que no podría cumplir con el precepto en la festividad de Sucot. Sin embargo, se presentó un comerciante que consiguió un hermoso ejemplar de etrog pero lo ofrecía a un precio muy alto, por lo que R. Yejiel tuvo que vender sus Tefilín para poder comprarlo y cumplir con el precepto.
Al enterarse, su esposa se enojó muchísimo, ¿cómo es posible que para sustentar a su familia no haya vendido los preciados tefilín y para adquirir un simple etrog los vendió? Y en un arrebato de furia mordió el Etrog y le arrancó el cabo inutilizándolo para cumplir con el precepto.
R. Yejiel no pronunció una palabra y así se expresó ante el Eterno. Señor del universo, ya no tengo los preciados tefilín de mi padre, tampoco el etrog para cumplir con el precepto, no voy a caer en el pecado de la furia y así perder todo!
En la noche de Sucot, su padre se le presentó en sueños y le dijo, debes saber que esta última acción tuya, la de controlar tu enojo, generó tal revuelo en los cielos que te fue decretado un futuro promisorio y a partir de ahora serás un hombre muy rico.