Pregunta: Cuando alguien me bendice o me desea buenos augurios ¿debo responder amen?
Respuesta: La obra Mishna Berurá (Cap. 215 inc. 9) cita en nombre del Midrash que cuando una persona oye a otro bendecir o desea buenos augurios debe responder amen. De allí la costumbre de responder amen a los agregados “harahman” que se recitan al final del bircat hamazon.
O sea, aún cuando el otro sólo expresa buenos augurios o bendice a alguien, no se trata de una bendición que incluye el nombre divino etc. de todas formas se debe responder amen. Y esto, según se desprende del Midrash es un deber, como lo citan en su nombre distintas autoridades.
Es apropiado recordar que también nuestro maestro z”l respondía amen cuando alguien le desea pronta recuperación o que no incurra en errores en sus dictámenes. Y cuando bendecía a sus nietos esperaba el amen de ellos a sus bendiciones. Incluso les señalaba que debían responder amen a cada buen deseo o bendición.
El Talmud (Quetubot 65) cita en nombre de Rabí Yojanan que la nuera de Nakdimon ben Gurión, uno de los hombre más ricos de la Jerusalen de entonces, al quedar viuda se presentó ante el tribunal rabínico y pidió que dictaminaran los alimentos que le correspondían de los bienes de su esposo. Los jueces estipularon una cantidad muy respetable dado que se trataba de una mujer rica y honorable. Ella los bendijo diciendo; “Sea voluntad del Eterno concederles esta cantidad también a vuestra hijas”. En dicha ocasión, los jueces no respondieron amen pues al tratarse de una viuda se entendería también como un mal augurio para sus hijas.
Del hecho de que el Talmud argumentó a favor de los jueces que no respondieron amen en aquella ocasión, podemos concluir que ante cualquier expresión de buen augurio De o bendición personal se debe responder amen. Y así lo concluye también el mismo Talmud (Ib. 66) cuando relata que esta misma mujer se había presentado ante el tribunal junto a su esposo y les pidieron que se expidieran sobre el monto que él debe de otorgarle mensualmente para sus necesidades cosméticas. En ese momento lo jueces estipularon cuatrocientas monedas -una suma abultada- y la mujer respondió “que también vuestra hijas disfruten de sumas similares”. Y entonces sí repsondieron amen, estaba casada y no existía connotación negativa en sus palabras.
De lo anterior, podeos concluir que criticable resulta la costumbre hoy tan difundida, de no responder amen cuando el oficiante recita el “mi sheberaj” o bendición a la persona que fue invitada a la Torá. También cuando el rabino de la comunidad bendice a la misma en el momento de sacar los rollos de la Torá, bendición dirigida especialmente a la congregación que al responder amen amerita que de los cielos los bendigan y protejan.
Rabí Shlomo Zalmen Awerbaj z”l solía decir que es preciso responder amen cuando se oye que alguien bendice a otro pues se trata de una forma de expresar el precepto de amar al prójimo como uno mismo.