Pregunta: Debe la persona insistir en sus pedidos diariamente, en cada plegaria que realiza, o si su plegaria no es respondida debe interrumpir su pedido?
Respuesta: Enseña el Talmud (Berajot 32) en nombre de Rab Hanin y de Rab Hanina, que aquel que se extiende en su plegaria la misma no será en vano. Aprendemos esto de nuestro maestro Moisés, sobre quien dice el ver. Y clamé ante el Eterno cuarenta días y cuarenta noches, y posteriormente nos dice: Y D-os me escuchó también en dicha ocasión. De esto concluimos que la persona debe persona que se extiende en su plegaria o insiste en la misma, será respondido.
Sin embargo, pregunta otro de los sabios del Talmud, Rabí Hyia bar Aba, que enseñaba Rabí Yojanan que aquel que se extiende en su plegaria finalmente sufrirá problemas cardíacos. O sea que no es apropiado insistir o explayarse en las plegarias. A esta contradicción responde el Talmud que si se concentra en el pedido el mismo es negativo y de no concentrarse en el mismo será positivo.
Explicamos la intención del Talmud en su respuesta. La enseñanza de Rab Hanina, de que se debe explayar o insistir en la plegaria, se refiere a la persona que no realiza la misma con la certeza de que será respondida. La indicación de Rabí Yojanan, de que no es apropiado explayarse se refiere a aquel que reza con la certeza de que debe ser respondida su plegaria. Por lo tanto, si la misma no es respondida ello le generará una ansiedad que finalmente le provocará problemas cardíacos.
Así, el Talmud (Berajot 21) enseña que aquel que se extiende en su plegaria finalmente sufrirá del corazón. Y enseña Rabí Itzjak (Ib.) que si se extiende en su plegaria serán analizados sus pecados. Todo esto, según vimos arriba se refiere a la persona que reza con la premisa de que debe ser respondida su plegaria.
Concluimos de lo anterior, que la persona debe ser insistente en sus plegaria y repetirlas incluso cientos de veces, pero evitando la actitud soberbia de que la misma debe ser respondida o que él merece que le respondan de los cielos. Pues, como escribe el Meir”i el hombre debe asumir una actitud humilde ante el Eterno y rezar sin considerar que sus méritos justifican que su plegaria sea atendida. La plegaria debe surgir de la espiritualidad y la sumisión del hombre ante el Eterno.
Es apropiado citar en este contexto un episodio que nos involucró con nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l. En aquella ocasión, uno de los integrantes de la familia estaba enfermo y nuestro maestro nos indicó que debíamos implorar por él en la bendición de “refaenu” –cúranos oh D-os- en la plegaria de la amidá. Después de un tiempo, dicha persona no lograba recuperarse y nuestro maestro nos preguntó si habíamos pedido según nos indicara. Por el temor que imponía su persona respondimos que habíamos rezado, cuando en realidad lo habíamos hecho en la bendición de “shema kolenu” –oye D-os nuestras plegaria-. Rabí Ovadia Yosef z”l nos increpó y nos dijo: “Nos es correcto lo que dicen, si hubiesen implorado en la bendición de “refaenu” él enfermo hubiese sanado”. Cuánto debemos aprender de todo esto!