Hace aproximadamente tres años escribimos sobre este tema, el respeto a los padres, y ahora recibimos numerosos mensajes que nos reclaman explayarnos al respecto.
Así estudia el Talmud (Kiddushin 30): Está escrito: “Respetarás a tu padre y a tu madre” y por otro lado dice el ver. “Respetarás a D-os con tu hacienda”. Es decir que el versículo asemeja el respeto debido a los padres al respeto debido a D-os. Asimismo está escrito: “Temerás a tu madre y a tu padre” y “Temerás a D-os, el Eterno”, también en este caso el temor reverencial por los padres debe ser similar al que se le dispensa al Eterno.
Continúa diciendo el Talmud, que es sabido que el hombre respeta más a su madre que a su padre, por ello adelanta en el respeto al padre. En cuanto al temor, en general el hombre teme más a su padre, por ello adelantó en el temor a la madre. De manera que ambos progenitores poseen el mismo privilegio.
Le preguntaron a Rabí Eliezer ¿Hasta que grado es necesario respetar a los padres? Respondió, que se puede aprender de un gentil, habitante de la ciudad de Ashkelón llamado Damá ben Netiná de quien requirieron los sabios unas piedras preciosas para colocar en el chaleco del sumo sacerdote por valor de seiscientas mil piezas de oro. Sin embargo este hombre no quiso despertar a su padre, pues las llaves del lugar en que se hallaban las piedras estaban bajo la almohada en que descansaba su padre. De los cielos lo recompensaron a este Dama ben Netiná y el año siguiente nació en su rebaño una vaca bermeja y la vendió a los sabios por el valor que perdió en la transacción anterior.
Asimimo, agrega el citado Talmud, que este Dama ben Netiná vestía ciertas prendas de oro y compartía con los grandes personajes de Roma y en cierta ocasión su madre le rasgó esa valiosa vestimenta delante de los ministros con quienes compartía, lo salivó y le golpeó la cabeza y aún así no la avergonzó.
También cita el Talmud (Ib. 31) sobre Rabí Tarfón quien se inclinaba para que su madre pudiera subirse sobre él y así acceder a su cama que era demasiado alta. Se citan asimismo otros ejemplos de persona que cumplían cabalmente con este precepto.
Maran (Sh. Aruj Yore Dea cap. 240) abre estas halajot escribiendo que la persona debe ser muy cuidadoso en todo lo referente al respeto debido a los padres pues se trata de un precepto sumamente preciado y fácilmente se lo puede trasgredir.
La gravedad de este pecado es muy superior a lo que las personas suponen y el sagrado libro del Zohar se explaya sobre todo lo que debe hacer la persona para expiar este pecado. Por ej. quien profiere un juramente en falso, lo cual en la Torá es considerado un pecado de suma gravedad, debe realizar 37 ayunos (no nos referiremos en este contexto a la forma en que se lleva a cabo esta expiación en la actualidad en que las generaciones se debilitaron y los ayunos son muy dificultosos), sin embargo por la falta hacia los padres escribe el libro “Haredim” que son necesarios sesenta ayunos. De lo que concluimos la gravedad que reviste la falta de respeto hacia los padres.