Dos personas que comparten una vivienda pero comen en forma independiente, o sea que cada uno de ambos residentes se procura su sustento y su comida, ambos deben encender las velas de Janucá con su respectiva bendición y no pueden eximirse con un solo encendido aún cuando el aceite y las mechas les pertenezcan a ambos. Y aún si fuesen una sola familia, por ejemplo padre e hijo, madre e hija, etc. deberá cada uno encender sus propias luminarias. En caso de que no se hallan divididos en su sustento, o sea que no se preocupa cada uno exclusivamente por sus alimentos, se asociarán en los gastos del aceite, las mechas, etc. y cada uno de ellos pronunciará las bendiciones correspondientes alternativamente.
Y aunque el menor que no alcanzó la edad del “Jinuj” -educación- no tiene obligación de encender las luces de Janucá, por lo que no puede encender él mismo las velas ya que los mayores no pueden eximirse con dicho encendido, de todas formas es bueno educar a los niños –que ya alcanzaron una edad apropiada e instruirlos en los preceptos- y permitirles el encendido de las velas adicionales que se agregan cada noche, o sea el padre encenderá la primera vela –con la que se cumple el precepto del encendido- y los niños encenderá n las otras velas.
Sin embargo, si se tratase de niños muy pequeños que todavía no han alcanzado la edad en la que deben ser educados en el cumplimiento de los preceptos, no se les debe dar a encender incluso las velas adicionales; sólo la vela agregada denominada “shamash” –oficiante- se podrá permitirle encender ya que la misma no posee ninguna santidad, sino se agrega para utilizar su iluminación.
Existen opiniones que sostienen que incluso los niños que ya alcanzaron la edad de la educación no deben encender ninguna vela, ya que el encendido del menor no representa ningún precepto, por lo que resultaría que no se ha encendido sino una sola vela. Así es posible inferirlo de lo escrito por Rabbí Yosef Hayim z”l; por lo tanto, en principio lo ideal es proceder como lo indica Rabí Ovadiá Yosef, z”l, y tras encender el mayor la primera vela, colocará su mano sobre la del pequeño y encenderá junto a él las velas adicionales, de esta forma el padre enciende todas las velas y el niño recibe su correspondiente “jinuj” –educación-.
Sin embargo, todo esto aplica según la costumbre sefaradí, pero para la tradición ashkenazí se le puede permitir al niño menor que ya alcanzó la edad apropiada encender sus propias velas de Janucá, pues entre las comunidades ashkenazitas cada integrante de la casa enciende sus propias luminarias.