El Talmud (Shebuot 30) relata que l esposa de R. Huna, para entonces uno de los grandes sabios del Talmud, se presentó ante Rab Najman, el juez de su ciudad por un litigio comercial que mantenía con otra persona. Rab Najman, tuvo dudas de cómo debía proceder, pues por un lado existe una afirmación talmúdica que establece que la esposa del erudito es como el mismo erudito, por lo tanto debía pararse ante su presencia. Sin embargo, si así lo hacía el litigante se sentiría menospreciado y podría ordenar adecuadamente sus argumentos.
Decidió entonces Rab Najman pedirle a su asistente que libere un pollito en la sala del tribunal y así Rab Najman aprovecharía para pararse cuando ingresara la esposa de Rab Huna sin hacer sentir a su litigante en inferioridad de condiciones.
Concluimos del Talmud citado que es preciso pararse ante la presencia de la esposa de un sabio, como ante el mismo sabio.
En la obra Kneset Haguedola (Rabí Hayim Benveniste z”l s. XVII) cita la opinión de Rabí Yehuda Taitatzak z”l en su obra Sheerit Yehuda, Ezmirna) quien así lo concluye a partir del Talmud arriba mencionado. Sin embargo Rab Hayim Benveniste z”l difiere de esta opinión y sostiene que Rab Najman procedió de esa forma adoptando una conducta piadosa. Sin embargo nuestro maestro R. Ovadia Yosef z”l cita la exégesis de Rabbenu Nisim z”l sobre este Talmud de la que se desprende que si existe la obligación de pararse ante la presencia de la esposa del erudito y así lo dictaminan otras autoridades y así lo sostiene nuestro maestro mismo.
También es obligación pararse ante una mujer mayor de setenta años así como ante un anciano. Agrega nuestro maestro z”l que es obligación de una alumno de seminario pararse ante la presencia de su maestra en el mismo. También debe evitar llamarla por su nombre, como en el caso del maestro del hombre, incluso agregando el título “señora”, sino debe llamarla como “mi profesora” fulana. Y si su maestra sube al autobús en el que ella viaja y no hay lugares libres, debe cederle su lugar a su maestra. Asimismo si sube una mujer embarazada es una actitud gentil y correcta cederle el lugar ya que en su estado permanecer parada todo el trayecto puede resultar cansador.
Ocurrió hace aprox. 50 años, cuando nuestro maestro z”l se desempeñaba como integrante del supremo tribunal de Jerusalén, cierto se dirigía a su casa en el autobús, mientras permanecía sentado totalmente absorto en la lectura de un libro, pudo percibir, por la comisura de su ojo que subió al autobús una mujer embarazada. Rabí Ovadia Yosef z”l cedió su lugar y aunque debió cerrar su libro continuó absorto en sus pensamientos. La mujer intentó hablarle, decirle algo pero finalmente en silencio aceptó el lugar y continuó el viaje. Al llegar a su destino, Rabí Ovadia Yosef z”l se bajó y la señora bajó tras él llamándolo. Cuando se detuvo Rabí Ovadia exclamó ¡Margalit -su esposa-, eres tú, estabas en el mismo autobús! Si, le respondió la rabanit, fue a mi que me cediste el lugar en el autobús y no te percataste.