Es un precepto origen rabínico lavarse las manos antes de comer pan. Este lavado ritual de manos aparece citado en el Talmud (Eduiot cap. 5) y allí se cita que los rabinos aplicaron anatema a Rabí Eliezer ben Janoj pues puso en tela de juicio este lavado de manos ritual. Y aún cuando el citado Rabí actuó de esa forma debido a las preguntas que tenía sobre el tema, de todas formas teniendo en cuenta que el lavado de manos es un precepto rabínico, es deber respetarlo sin objeciones.
Los motivos por los que los rabinos instituyeron el precepto del lavado ritual de manos previo al comer pan son varios, como veremos.
En principio, debemos realizar un prólogo simple. En la actualidad todas las personas están consideradas impuras pues o tuvieron contacto con un muerto, permanecieron bajo un mismo techo con el mismo, u otra persona que tuvo contacto con un fallecido los tocó. En las épocas del Sagrado Templo, existía la posibilidad de purificarse por medio de las cenizas de la vaca bermeja, de la cual hoy carecemos, por ello, en la antigüedad las personas podía conservar sus utensilios en estado de pureza y así consumían sus alimentos. Especialmente los cohanim –sacerdotes- quienes debían consumir la “terumá” –el diezmo agrícola que recibían- en estado de pureza.
En relación al motivo del precepto de lavado de manos, debido a que las manos se hallan en constante movimiento y manipulan o tocan cosas permanentemente –en hebreo: “yadaim askaniot”- los sabios exigieron de los cohanim que lavasen sus manos antes de consumir la “terumá”, e hicieron extensiva esta exigencia a todo el pueblo de Israel para facilitar la penetración de la misma. Así, todo el que come pan debe lavar sus manos para purificarlas y en cuanto se reconstruya el sagrado Templo las personas tendrán integrada la costumbre de comer con pureza.
Otro motivo para el lavado de manos es la higiene. D-os desea que el hombre se comporte en forma higiénica pues ello conlleva pureza y en definitiva, santidad. Por ello también debe lavar sus manos antes de consumir pan.
El texto que pronunciamos de la bendición: “al netilat yadaim”, se debe, según el Bet Yosef, a que el utensilio utilizado para el lavado de manos se denomina en arameo “natla”. Rabí Yom Tob Lipman Heler (autor de la obra Tosfot Yom Tob, comentario sobre la Mishna) escribe que la palabra netilá hace referencia a tomar algo, en este caso un objeto para el lavado de manos.