En el Talmud (Sucá 11) leemos que la Sucá nos recuerda la nubes de la Gloria divina que acompañaban al pueblo de Israel en el desierto.
Asimismo nos relata el Talmud (Taanit 9) “Tres buenos dirigentes tuvo el pueblo de Israel –al salir de Egipto-, Moshe, Aharon y Miriam. Tres regalos les entregó el Eterno, el pozo de agua –que los acompañaba en el desierto-, las nubes de Gloria y el Man. El pozo era mérito de Miriam, las nubes de Aharon y el Man de Moshe.
Preguntó nuestro maestro R. Ovadia Yosef z”l por qué recordamos sólo las nubes de la Gloria divina en Sucot y no recordamos asimismo los otros regalos que el Eterno le concedió al pueblo.
Respondió nuestro maestro, en nombre de Rabí Hayim Cafusi z”l, uno de los jueces rabínicos de Egipto, que existe una diferencia sustancial entre los milagros del Man y el agua con el de las nubes. Pues el Man, o sea el alimento y el pozo de agua eran una necesidad vital del pueblo, sin la cual no podrían haber salido al desierto, sin embargo las nubes no eran vitales sino una muestra del superior cariño que el Eterno guarda por el pueblo escogido. Por ello es que por las nubes debemos demostrar un reconocimiento especial por ese milagro que nos concedía en forma tan particular el Eterno.
Y explicó también nuestros maestro z”l, que antes del milgaro del Man el pueblo de Israel se lamentó ante Moshe reclamando, como dice el ver. “Quien daría que aún estuviésemos en Egipto comiendo de las ollas de carne y hogazas de pan, y ahora nos habéis sacada a este desierto para morir de hambre”. Sólo después de estas críticas apareció el Man, como el pan celestial que bajó del cielo.
También con el agua sucedió algo similar, pues antes de aparezca el pozo de Miriam el pueblo clamó diciendo “Y peleó el pueblo con Moshe y le dijeron, para qué nos habéis sacado de Egipto, para morir en este desierto de sed”. Y entonces ocurrió el suceso en que Moshe golpeó la roca y de esta brotó agua.
Por ello recordamos las nubes de Gloria que nos fueron concedidas como una muestra absoluta de amor de D-os por su pueblo, sin que hallan mediado críticas o clamores.
Que el mérito de la Sucá nos proteja de cualquier vicisitud y nos lleve de alegría en alegría durante el año y nos cobije bajo el manto de Su santidad. Amen.