Pregunta: Una joven de 27 años que dedica su tiempo prácticamente a ocuparse de sus padres mayores, especialmente de su padre enfermo ya que no tienen otro familiar que cumpla su rol ¿Puede esta joven tratar de casarse y construir su propio hogar y dejar que sus padres solucionen su problema con otra persona¡
Respuesta:
Leemos en el libro de responsas rabínicas Tora Lishma cap. 266 que una hija cuyo padre le pide que no se case aún cuando ella desea hacerlo y tener hijos, debido a que no está obligada como mujer a cumplir con el precepto de engendrar hijos debe oír la exigencia de su padre ya que esto supone un precepto de la Torá aún para la mujer.
Es decir, según la opinión del Tora LIshma (R. Yosef Hayim de Babel z”l) el precepto de respetar a los padres exige que frustre su deseo de casarse y tener hijos, que en todo caso no es una obligación de la Torá para ella. Por lo tanto lo mismo aplicaría a la joven que nos ocupa en nuestra pregunta.
Sin embargo este dictamen del Torá Lishma llama poderosamente la atención ya que el Talmud (Sanedrín 76) enseña: A quien se considera un “ladino malicioso”? a aquel que retiene a su hija y no permite que se case. O sea que se aprovecha de su soltería para que lo sirva y no tener que contratar un servicio para ello.
Nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l (Halijot Olam tomo 8 folio 248) también fue sumamente crítico con este dictamen del Torá Lishma y entre otras fuentes cita la opinión de los Tosafot (Guitín 41) quienes coinciden con otras numerosas autoridades rabínicas que sostienen que también la mujer fue encomendada de casarse y procrear. Inclusyo el gran erudito del s. XV Rabí Moshe Elaskar z”l (Libro de responsas cap. 72) dictamina que incluso se puede vender un rollo de la Torá para casar a un huérfano o huérfana. O sea que no establece diferencia de sexo.
Y así se desprende de la opinión de otras grandes autoridades quienes escriben que aún cuando la mujer no fue encomendada por el precepto de “multiplicarse” como en el caso del hombre, existe un gran precepto, que en este caso se impone y es el de fundar un hogar dentro del seno judío y realizar su anhelo y expectativa como mujer. Todo lo cual supera la exigencia de un padre cruel que no permite a su hija realizarse como persona y mujer.
Por lo que, en este caso la joven debe casarse y los padres deberán buscar otra solución a su problema
Y escribe el Sefer Hajasidim cap. 660 sobre un erudito, que perdió a sus hijos quienes fallecieron jóvenes sin casarse y a su esposa y en su lecho de agonía le confesó a su alumnos que en realidad no temía haber cometido pecado alguno, sino su comportamiento con una hermana pequeña, que quedó huérfana y a su cargo y él no quiso desposarla para poder contar posteriormente con su herencia. Escribe nuestro maestro z”l que esta anécdota es sumamente aleccionadora y debemos tenerla muy en cuenta.