En estos días, días de súplicas y misericordia divina, cada individuo debe realizar un auto análisis de su accionar y acercarse a su Creador. Entre las acciones que el hombre precisa asumir se halla el fortalecimiento de la Tefilá–plegaria-, para que la misma se exprese en forma adecuada y el Eterno oiga nuestras plegarias y nos permita acercarnos a El y acepte nuestra Teshubá, y de esta forma ameritemos un año próspero y colmado de bendición.
En el Talmud, tratado Moed Katán 28ª dijeron: Los hijos, la longevidad y el sustento, no dependen de los méritos del hombre sino de su destino. Significa, que es probable que el hombre sirva a D-os en forma correcta y aún así sea pobre o carezca de hijos o no viva muchos años, pues estas situaciones responden al destino con que el hombre ha nacido.
Aparentemente, concluimos que la plegaria no puede ayudar en estas cuestiones, pues si el destino de la persona se ha decretado de determinada forma desde su nacimiento ¿cómo podría la plegaria alterar dicho destino?
Sin embargo, escribe Rab. Ovadiá Yosef, z”l, que indudablemente la persona puede alterar todo su destino por medio de la plegaria, y esto se halla implícito en el mensaje de distintos versículos. Está escrito: Y serviréis al Eterno, vuestro D-os, se refiere esto a la “Tefilá” (como comentan en el tratado de Ta´anit ¿qué tipo de servicio se puede hacer con el corazón? Y responden, la Tefilá. Posteriormente hallamos escrito: Y bendecirá tu pan y tu agua, se refiere esto al sustento; y no existirá mujer estéril o que pierda sus hijos en tu descendencia, habla de los hijos; y el número de tus días completaré, he aquí la longevidad. O sea que por medio de la plegaria es posible cambiar un destino negativo.
Todo esto a condición de que la plegaria sea pronunciada con concentración absoluta. Especialmente la plegaria posterior al estudio de Torá, como escribe el sagrado libro del Zohar (Parashat Pinejas): Ven y observa, todas las criaturas del mundo, antes de que la Torá sea entregada, dependían del destino, se incluye en esto los hijos, la longevidad y el sustento, sin embargo después de que la Torá fuese entregada al pueblo de Israel, el Eterno los excluyó del gobierno de los astros y las constelaciones. Aprendemos esto del patriarca Abraham, quien observó en las constelaciones que no tendría descendencia y el Eterno le dijo: Deja tu astrología! O sea no atiendas esos vaticinios pues por medio de la Torá y la Tefilá es posible cambiar el destino.