Pregunta: Puede un ciego ser invitado a la lectura de la Torá?
Respuesta: De acuerdo a la halajá, la persona que es invitada a la lectura debe leer por sí mismo en los rollos. Si no desea hacerlo o no sabe cómo hacerlo, puede seguir la lectura que realiza el oficiante, leyendo él mismo en voz más baja.
En el caso del no vidente, debido a que no puede leer cómo se debe proceder, puede ser invitado o no? De hecho, numerosas autoridades consideran que el no vidente no puede ser invitado a la lectura de la Torá pues no puede leer, y así lo dictamina Maran (Sh. Aruj cap. 139 inc. 3).
Sin embargo, existen grandes autoridades, como el Eshkol que consideran que el ciego puede dar cumplimiento a este precepto al escuchar la lectura de boca del oficiante.
Y siendo que debemos acatar los dictámenes de Maran, el no vidente no debería ser invitado a la lectura de la Tora.
Sin embargo, el gran erudito Rabí Binyamin Selnik z”l (vivió aprox. en la época de Maran y ya anciano quedó ciego), escribió una responsa halájica al respecto cuyo contenido sintetizamos a continuación.
Aun cuando el gran codificador Maran, Rabí Yosef Caro z”l, en su obra cumbre el Shuljan Aruj dictaminó que el ciego no puede ser invitado a la Torá, y así me alejó del árbol de la vida, la Tora, condenándome a sostenerme sólo de las ramas que de él penden. Mas me niego a alejarme de dicho árbol y debido a que se apagaron mis luceros y yo mismo me convertí en no vidente, escribo al respecto.
En resumen, escribe Rabí Binyamin Selnik z”l que aún cuando Maran cita numerosas autoridades que así sostienen, no se trata de una prohibición definitiva y absoluta.
Tambien Rabí Hayim Palachi z”l (ver Sefer Hahayim) escribe que aún cuando en Ezmirna se guian por los dictámenes de Maran, en este caso no asumieron su opinión e invitan a los ciegos a la lectura de la Torá.
En conclusión, nuestro maestro Rabí Itzjak Yosef, Shlit”a, testimonió que en su juventud, uno de los grandes oficiantes de Jerusalén Rabí Mordejai Halfón z”l se acercaba cada Shabbat a la sinagoga de nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l para oir como éste dictaba la bendición de los cohanim y nuestro maestro en varias ocasiones lo invitaba a la lectura de la Torá.
Y aún cuando nuestro maestro en general acataba los dictamenes de Maran prácticamente en todas las cuestiones, en este caso debido al sufrimiento que padece el no vidente, es deber tratar de alivianarlo y permitir que suba a la Torá y no agravar aún más su padecimiento. Por ello así se suele proceder en numerosas sinagogas y casas de estudio en este caso.