Pregunta: Se cumple con el precepto de visitar al enfermo si se lo llama por teléfono y le pregunta por su estado y si necesita algo o puede ayudarlo de alguna manera?
Respuesta: Como hemos visto, el principio que rige a este precepto es el tratar de ayudar al enfermo en aquello que necesita.
Obviamente, al visitarlo personalmente tendrá una percepción más clara de sus necesidades que si sólo oye de las mismas vía telefónica y así podrá orar por él en forma más comprometida. Y dice el Talmud (Nedarim 30) aquel que visita al enfermo pedirá por él, si no lo visita no pedirá por él. Significa, que al visitarlo se concientizará de su estado y elevará al Eterno una plegaria màs sentida por que le envía una pronta curación y que los médicos acierten en sus diagnósticos y sus tratamientos, que sean dignos y honorables emisarios del Señor para traer curación al enfermo, como está escrito: Enviará Su palabra y los curará y los salvará de la destrucción. Y entonces su oración estará más cerca de ser recibida, como dicel el Talmud (Shabbat 12) que la divinidad reposa sobre la cabeza del enfermo. Todo esto es citado por el Ramba”n en su obra Torat Haadam al comentar el precepto de visitar a los enfermos y concluye diciendo que quien visita al enfermo y no pide al Eterno clemencia por él, no cumple el precepto.
Asimismo hemos dicho que es parte integral de este precepto el percatarse personalmente de las necesidades del enfermo para poder ayudarlo, lo cual no podrá hacer cabalmente si no lo visita.
Por ello, escribe nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l que en principio no se cumple con este precepto si el individuo tiene la posibilidad de visitar el enfermo personalmente. Y aún cuando sepa fehacientemente que el enfermo no necesita de su ayuda o de su apoyo espiritual o psicológico, de todas maneras como vimos es parte integral del precepto pedir por el enfermo. Y aún cuando se pude pedir por el mismo en su ausencia, e incluso en la sinagoga, pues como dice el Talmud (Sanedrín 39) la divinidad posa donde se juntan diez judíos para rezar y por lo tanto estaría pidiendo delante de D-os, sin embargo hacerlo frente al enfermo es más trascendente, según lo que afirma el Talmud (Berajot 34) sobre Moshé quien pidió por su hermana afectada de lepra y dijo D-os, por favor cúrala es decir que no es preciso recordar el nombre del enfermo al pedir por él. Si embargo en el sagrado libro del Zohar está escrito que cuando el patriarca Yaacob pidió a D-os que lo proteja ante el ataque de su hermano dijo Sálvame de manos de mi hermano, de manos de Esav, o sea que es necesario ser sumamente específico en la oración, pues si pedía sólo que lo proteja de su hermano quizás se estaría refiriendo a un pariente, a los que también se considera como hermanos. Explica el Maguen Abraham que si pide por el enfermo en su presencia no debe citar su nombre, mas si lo hace en ausencia del mismo debe pedir por él recordando su nombre. Y la oración que se eleva sin el nombre del enfermo es mas importante ya que en ocasiones el mismo nombre es el que genera la enfermedad, por ello al rezar y citar el nombre del enfermo como se lo hace en la sinagoga, etc. se está exaltando el atributo de la justicia que quizás es el que juzga al enfermo con su nombre. De allí el valor superior de la oración delante del enfermo sobre la la oración que se realiza en ausencia de este.
Por todo lo anterior, al telefonear al enfermo no se cumple cabalmente con este precepto ya que no podrá pedir por él en forma más efectiva como si estaría en su presencia según vimos más arriba. Y así lo escribió Rabí Moshe Feinstein z”l.
DE todas formas, si no puede liberarse de sus obligación y sólo puede telefonear al enfermo deberá hacer ya que también así puede cumplir ciertos aspectos de este precepto.
Y nuestro maestro R. Ovadia Yosef z”l, cuando su esposa se hallaba hospitalizada e incluso inconsciente, diariamente encontraba un momento para visitarla. E incluso con otros parientes que estaban hospitalizados, si no podía visitarlos les telefoneaba para preguntar por su estado y desearle pronta recuperación.