Existe una antigua costumbre que establece el encendido de las luminarias de Janucá en la sinagoga. Leemos en la obra “Hamijtam” (Pesajim 101) que esta costumbre se origina en la idea de propalar el milagro, ya que la sinagoga es un punto de reunión comunitario y por otro lado el permitir que aquellos que no pueden o no tienen como encender en sus casas puedan hacerlo en la sinagoga. Y esta costumbre es legislada por el Maran (Sh. Aruj 671).
También en el Cotel Hamaaraví, el famoso muro oriental, se encienden las luminarias de Janucá y es frecuente que se invite a dicho encendido a los grandes eruditos de la generación. En varias ocasiones fue invitado nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l quien a pesar de lo limitado de su tiempo consideró que debía concurrir a dicho evento.
Y aquí se origina un nuevo interrogante con respecto a los festejos multitudinarios que organizan en ocasión de Janucá, con la presencia de grandes rabinos que dirigen sus mensajes a los presentes, si está permitido en estos salones encender las luminarias de Janucá con las respectivas bendiciones, o sólo puede hacerse en las sinagogas que son asimismo un santuario como lo era el sagrado templo de Jerusalén donde ocurrió el milagro.
DE hecho, Rabí Shlomo Zalmen Awerbaj z”l dictaminó que no se debe bendecir sobre el encendido en estos lugares, pues la misma costumbre de encender en la sinagoga no está citada en el Talmud y se la lleva a cabo pues es sumamente antigua, de la época de los geoním z”l. Pero en los salones de festejos no se puede pronunciar la bendición.
Sin embargo nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l escribió que según la obra “Hamijtam” arriba mencionada, quien explica que esta costumbre se origina en idea de divulgar el milagro, asi como en la de permitir que muchas personas que no encienden puedan presenciar un encendido, también en los casos de los salones aplican estos motivos y por lo tanto se puede encender en estos festejos la velas de Janucá con sus respectivas bendiciones.
El primado de Israel, Rabí Itzjak Yosef Shlit”a, escribe en su obra Yalkut Yosef folio 224, que es apropiado, tras el encendido de velas en los salones recitar la plegaria de arvit en forma colectiva, y así lo solía hacer su padre Rabí Ovadia Yosef z”l.