Maran, Rabí Yosef Caro z”l compiló para nosotros el Sh. Aruj, una obra fantástica en la que se legislan todos los principios y preceptos de la Torá y rabínicos. Este compendio, resume y codifica la opinión del Talmud y la interpretación de las grandes autoridades al respecto. Obviamente, se trata de una obra técnica que no hace citas agádicas o exégesis de la Torá. Sin embargo, en el caso de Sucot el Sh. Aruj cap. 625 comienza diciendo: “Dice la Tora, Y habitaréis en Sucot pues en Sucot habitaron vuestros padres cuando salieron de Egipto, se trata de las nubes de gloria que acompañaban y protegían al pueblo en su deambular por el desierto”.
La intención de Maran en este inciso es referirse a lo que comenta el Talmud (Suca 11) sobre las Sucot en que habitaban los hebreos al salir de Egipto, difieren dos sabios del Talmud al respecto Rabí Akivá y Rabí Eliezer. Uno de ellos afirma que las Sucot eran en realidad nubes que rodeaban y protegían al pueblo en el desierto, en tanto que otro rabino interpreta que se trataba de cabañas que construyeron para habitar en ellas. Y nos transmite Maran que la halajá se dictamina según la opinión que sostiene que las supuestas Sucot eran nubes que rodeaban al pueblo.
Lo curioso en este caso es que Maran cite en su obra un comentario talmúdico que aparentemente no posee implicancias prácticas.
Explica nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l, que la intención de Maran en este caso es enseñarnos la intención que debe acompañar el cumplimiento del precepto de Sucot. Pues cada precepto debe de acompañarse con la intención que lo identifica, por ej. al colocarse el hombre los “tefilín” o al encender la mujer las luminarias de Shabbat se debe pensar en que se cumple con el correspondiente precepto encomendado por la Torá o nuestros sabios.
En el caso de la Sucá no es suficiente con pensar, en el momento en que se ingresa en la Suca, que se está cumpliendo el precepto de la Sucá, sino, según afirma el propio versículo se debe pensar en que habitamos la Sucá en recuerdo a las nubes divinas que acompañaron al pueblo en el desierto (ver Hazon Ovadia Sucot 95).