Hoy se cumplen los treinta días de la desaparición física de nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef ben Georgia z”l y escribiremos algunos párrafos al respecto.
El Talmud (Berajot 5b) cita que cuando enfermó Rabí Eleazar ben Padat fue visitado por Rabí Yojanan. Al entrar en la casa del enfermo, Rabí Yojanan se percató de la absoluta oscuridad que reinaba en la misma, debido a la pobreza extrema de Rabí Eleazar, entonces Rabí Yojanan –según cita textual del Talmud- descubrió su brazo e iluminó el lugar. Y esto pues la santidad de este Rabí hacía que su cuerpo despidiera una luz especial. Al ver esto, Rabí Eleazar comenzó a llorar.
Le preguntó Rabí Yojanan, por qué lloras, si es debido a que no tuviste hijos, yo mismo tuve diez hijos y todos fallecieron, y si lloras debido a tu pobreza, no todas las personas ameritan dos mesas (es decir dos mundos, éste y el venidero) y estudiaste mucha Tora y ello te hace merecedor del mundo espiritual. Y si lloras porque no has enseñado suficiente Torá, tampoco eso es motivo para que te entristezcas, pues así estudiamos “tanto quien incrementa como quien disminuye –son loables- en tanto su intención sea en honor a los cielos”.
Y le respondió Rabí Eleazar que lloraba lamentándose por tanta belleza –de Rabí Yojanan- que en el futuro se descompondría en la tierra.
Es preciso entender, cómo es que el gran Rabí Eleazar ben Padat, que no se lamentaba por la Tora o por la descendencia que no tuvo lloraba por la belleza física, algo tan efímero e irrelevante?
Solía responder nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l en nombre de los comentaristas, que es posible entender esto según el Talmud (Baba Metzia 84) donde el mismo Rabí Yojanan declara que él era uno de los restantes hombres hermosos de Jerusalén. Pues los rabinos de la antigua Jerusalén eran sumamente sabios y justos e incluso su apariencia física era de una belleza especial, y Rabí Yojanan, que vivió muchos años, eran heredero de estas características de los sabios de Jerusalén.
Por ello lloraba Rabí Eleazar ben Padat, no simplemente por la belleza de Rabí Yojanan, sino porque se trataba de una belleza acompañada de sabiduría y rectitud.
Hoy, sentimos lo mismo con respecto a la desaparición de Rabí Ovadia Yosef z”l, pues sentimos un descenso espiritual no solamente de una generación, sino de toda una época ya que nuestro maestro pertenecía a esa noble estirpe de grandes sabios de la antigüedad.
El Gran Rabino Ezra Atie z”l, decano de la Yeshiba Porat Yosef, era considerado el estandarte y la guía espiritual de todos los sabios sefaraditas de su generación. Aun así, cuando vemos la forma en se dirigía a su alumno Rabí Ovadia Yosef z”l, en los intercambios epistolares entre ambos donde lo llamaba “mi querido y gran sabio de Israel Rabí Ovadia Yosef”, podemos percatarnos del lugar preponderante que le atribuía, incluso por encima de otros grandes eruditos de Porat Yosef.
Y así, los demás sabios de Jerusalén lo respetaban y admiraban aún cuando existía una gran diferencia de edad entre ellos. Y todo esto debido a su prodigiosa analítica del Talmud, a sus conocimientos enciclopédicos, que abarcaban todas las áreas de la Torá y a la extrema santidad que acompañaba su vida así como el amor por el pueblo judío que no tiene comparación, y todo ello lo hemos perdido.
Sin embargo, está escrito en las responsas de los gueoním, que cuando fallece una persona excepcional, sus fuerzas espirituales se esparcen y todo el que desea tomar algo de ellas puede hacerlo.
Y ahora, que hemos perdido a nuestro maestro, su portentosa espiritualidad puede ser adoptada por quienes deseen hacerlo, tanto destinando horarios para el estudio de Torá intenso, por lo que Rabí Ovadia Yosef z”l realizó denodados esfuerzos, o por la educación de los niños en instituciones de Torá lo cual formaba uno de sus grandes objetivos.
Dijo en cierta ocasión nuestro gran maestro z”l sobre el versículo, Y quienes anhelan al Eterno obtendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán andarán y no se fatigarán (Isaías 40), que es preciso analizar detenidamente la expresión del profeta, pues si su intención es afirmar que quienes están esperanzados en D-os prosperarán y crecerán, con decir “correrán y no se cansarán” sería suficiente, la expresión siguiente del versículo “andarán y no se fatigarán” es una redundancia innecesaria, ya que se corren y no se cansan por supuesto no se fatigarán de sólo caminar!
Respondía nuestro maestro z”l que existen dos situaciones que tienen que enfrentar las personas que depositan su fe y esperanza en el Eterno, en algunas deben correr y en otras andar. Por ej. al enseñar Tora es preciso apresurarse para tratar de alcanzar la mayor cantidad de estudio posible. Y cuando se trata de hablar en público, es preciso se paciente y afable, tratar de relatar historias que convoquen la atención y hagan que las personas se acerquen a nuestro padre celestial. Por eso, tanto cuando “corran” como cuando “caminen” no se fatigarán ni se cansarán.
Así fue nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l en vida, un hombre múltiple, sensible y piadoso con los más necesitados, con los huérfanos y las viudas, pero duro como el acero cuanto tenía que enfrentarse con los obstinados y pertinaces.
Se caracterizaba por no apresurarse para no perder un minuto de estudio de Tora, sin embargo, cuando recurrían a él personas necesitadas y sufrientes, las recibía con atención y paciencia, y oraba por ellos una y otra vez con lágrimas en los ojos como si se tratase de un hijo único.
Y dijeron nuestros sabios en el Talmud (Pesajim 92), el líder que conduce a su congregación con armonía y docilidad, ameritará dirigirlos en el mundo futuro, como está escrito, Con su piedad los condujo y sobre manantiales de agua los conducirá. Así procedía nuestro santo maestro z”l, a pesar de sus múltiples ocupaciones no dejaba de atender con paciencia y dulzura a quienes requerían de su apoyo, las viudas, lo huérfanos y los más necesitados que recurrían a él para que los ayudara, a cada quien atendía con cariño y paciencia, compartiendo sus vicisitudes y sufrimiento como si fuera propio, algo que realmente maravillaba a quienes lo presenciaban.
Elevamos nuestras plegarias para que nuestro santo maestro desde su lugar privilegiado en los cielos ore ante el Eterno por nosotros, por nuestro bienestar y nuestra salud y la de nuestros hijos, hasta la llegada del Mesías, Amen.
Aquellos que poseen algún documento o foto de nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef z”l les pedimos que traten de acercarlos por medio de la web para que sirvan de mérito a todos nuestros lectores y puedan publicarse en la biografía autorizada de nuestro maestro “Abir Haroim”, sobre la que realizó personalmente ciertas correcciones y de la que estamos preparando el segundo tomo.