Instituyeron nuestros sabios que tras pronunciar la plegaria de la Shemona Esre, las dieciocho bendiciones que se recitan de pie, se repiten las mismas “betzibur”, o sea en un quórum de diez personas, para que todos aquellos que no saben recitar esta plegaria puedan cumplir el mandato de recitarla al escuchar la repetición de la misma de boca del oficiante. Esta repetición se denomina “jazarat hashat”z”. La misma es válida para todos aquellos que no saben leer y por lo tanto no pueden cumplir con su plegaria. Las personas que pueden realizar su plegaria en forma individual, no se incluyen en este decreto rabínico y por lo tanto deben recitar su propia plegaria.
En la actualidad, existen libros incluso en fonética, por lo que aquellos que retornantes que desconocen la lengua hebrea también pueden cumplir con su obligación de rezar ya que pueden hacerlo de la fonética o de su lengua madre, por lo que no cumplen con su obligación al escuchar del oficiante y deben rezar su propia amidá. De todas formas, aplica este decreto rabínico incluso en la actualidad ya que al repetir la amidá todos lo integrantes del quórum pueden recitar la kedushá, párrafo de santificación de D-os que se recita sólo con un minian o quórum- etc.
En el momento en que el oficiante repite la amidá, todos los presentes deben permanecer en silencio y oír y atender lo que aquel recita. Se considera un grave pecado hablar en medio de la jazará, incluso escribe Maran (Sh. Aruj cap. 124) que esto constituye un grave e imperdonable pecado. Escribe el sagrado libro del Zohar, citado por fuentes rabínicas, que la persona que habla en medio de la jazará, en momentos en que se alaba al Señor, evidencia que no forma parte de dicha alabanza y por lo tanto no es parte del D-os de Israel. Escriben las autoridades halàjicas que por el pecado de hablar en medio de la jazará se destruyen las sinagogas. Y agrega el santo erudito Baba Sali, Rabì Israel Abujatzira z”l que el motivo por el que numerosas sinagogas se salvaron en épocas de la gran guerra y no fueron destruídas, es debido que no hablaban banalidades dentro de la sinagoga.
Es apropiado designar personas que amonesten e incluso avergüencen a aquellos que no aceptan callarse en la sinagoga y pasan el tiempo hablando y conversando banalidades dentro del lugar sagrado. Y sobre estas personas le dijo D-os al profeta Isaías Quien ha pedido esto a ustedes, venir a puluar en Mis patios (Isaías cap. 1). Y por supuesto, es aún superior el mérito de aquellos que se guardan de dialogar o hablar vanidades en la sinagoga, pues honran al lugar y al D-os de Israel y el Todopoderoso les recompensará con honores y gratitud, como dice el versículo: A quienes me honren honraré y quienes me agravien serán humillados (Shmuel 1,2)