En la festividad de Sucot, tras la plegaria matutina, Shajrit, se cumple el precepto de tomar las cuatro especies y pronunciar previo a ello la bendición correspondiente. El primer dia de Sucot se pronuncia asimismo la bendición de Sheeheyanu, que corresponde al momento en que se da cumplimento a una mitzva –precepto religioso- que se renueva anualmente.
Se debe pronunciar la bendición antes de tomar las cuatro especies, que son: el Lulab –hoja de palma-, hadas –mirto- y arabá –sauce-, estas tres especies se atan juntas y con ellas se toma el Etrog –citron- para cumplir el precepto. Tras la bendición se mueven las especies hacia delante y atrás, arriba y abajo y los lados, cada comunidad según sus costumbres.
Este precepto de las cuatro especies no se observa en Shabbat y tampoco se pronuncian las “hakafot”, o sea las plegarias que acompañan el cumplimiento del mismo.
Estas “hakafot” a las que hacemos referencia, se originan en la costumbre, que según el Talmud, existía antiguamente en épocas del Sagrado Templo de Jerusalén, en que se rodeaba el altar del mismo con las cuatro especies en las manos, el Lulab y las especies que lo acompañan en la mano derecha y el Etrog en la mano izquierda. En la actualidad se continúa observando esta costumbre y tras pronunciar el Halel –bendición festiva posterior a la plegaria de Shajrit- se saca del arca el rollo de la Torá y se lo coloca en el altar de lectura y se rodea el mismo con las cuatro especies en las manos recitando los párrafos correspondientes a cada dia. El primer día se rodea un vez y el séptimo siete veces.
Escribe Rabì Yosef Hayim z”l de Babel, autor de Ben Ish Hay, que la persona que por algún impedimento no puede concurrir a la sinagoga, debe ubicar una mesa o silla en medio de la habitación y colocar sobre la misma un libro del Tanaj, todas las sagradas escrituras o de los cinco libros de la Torá y realizar la “hakafot” alrededor de esta mesa.
Escribe el Talmud (Suca 42ª) que el niño pequeño que ya comprende el sentido del precepto, debe su padre preocuparse por que cumpla con el mismo. Y escribe nuestro maestro Rabì Ovadia Yosef Shlit”a, que si está dentro de las posibilidades del padre no debe contentarse con hacer que el niño cumpla con el precepto con el Lulab del padre, sino debe adquirirle uno para sí mismo. Pues en el momento de las “hakafot” en que el padre toma su Lulab, el niño no podrá cumplir con el precepto, por ello es adecuado que también el niño tenga su propio Lulab y Etrog.
Como es sabido, gran parte de los Etroguim que hoy se comercializan son injertos con otras especies, como por ej. el limón. Cada comunidad conoce el tipo de Etroguim puros que se utilizaban tradicionalmente en sus plegarias. Los sefaraditas residentes de Jerusalén, solían comprar sus Etroguim en la aldea árabe de “Om el Faham” pues se sabía que los mismos no eran injertos sino Etroguim puros. Y así procedía nuestro maestro Rabì Ovadia Yosef, Shlit”a, quien incluso durante su juventud y en su estadía en Egipto pudo adquirir Etroguin de dicha aldea aún cuando las fronteras estaban totalmente cerradas, l cual en aquel momento consitutyó un gran milagro, como lo relatamos en la biografía sobre Rabì Ovadia Yosef, Shlit”a, “Abir Haro´im” que acabamos de editar.
Hace aproximadamente setenta años, llegaron a Israel Etroguim “Temaním” –yemenitas- los cuales son considerados puros, sin ningún injerto. Y es costumbre entre los sefaradím en Israel adquirir este tipo de Etroguim yemenitas, pues los mismo se destacan por su belleza y no poseen un valor de venta muy alto como ocurría antiguamente.
Muchos marroquíes suelen adquirir Etroguim de Marruecos los cuales asimismo se destacan por su belleza, sin embargo es preciso tener la certeza por medio de testigos fiables que los mismo son puros. Ya que debido al alto costo de los Etroguim existen muchas variedades en la actualidad injertadas.