Pregunta: Cual es la importancia de pronunciar el Kadish por un fallecido?
Respuesta: Los hijos del difunto tienen la obligación de rezar tres veces por día con un minián para poder pronunciar el Kadish por su padre o persona fallecida por la que deben recitarlo. Si el fallecido no dejó hijos, será apropiado contratar un erudito que pronuncie el kaddish durante el año por el fallecido para, de esta forma ayudar a la elevación de su alma. Asimismo se realiza una acción meritoria al ayudar a un erudito económicamente al contratarlo a tal efecto.
Relata el Midrash que Rabí Akiva en cierta ocasión vio un hombre oscuro y desnudo corriendo mientras cargaba un pesado fardo de maderas. Lo detuvo Rabí Akivá y le preguntó: Dime por qué corres y cargas de esa forma, si eres esclavo yo te liberaré, si eres indigente yo te ayudaré. Le respondió aquel hombre que no era un ser común sino un alma en pena a la que obligaban de los cielos cada día a cortar la leña con la que seguiría siendo juzgado, pues en vida había sido cobrador de impuestos y favorecía a los ricos en tanto que perjudicaba a los pobres. Le dijo Rabí Akivá, dime si has oído en los cielos de qué manera es posible ayudarte, aliviar tu castigo. He oído algo que es para mi un imposible, he oído que si poseyera un hijo que responda “baruj A-donay Hameboraj Leolam Baed” o recite el Kaddish y le respondas “amen Yehe Sheme Rabba” me eximirían del castigo, pero eso no es viable para mí ya que abandoné a mi esposa embarazada y no sé si tuvo un niño y aún así nadie le habrá enseñado Torá, pues no tenía amigos ni personas que me apreciaran. Rabí Akivá se apidó de aquel hombre, le preguntó su nombre y el de su esposa así como el lugar en el que vivían y se dirigió allí. Las personas del lugar al oir el nombre del fallecido lo maldecían hasta que el Rabí finalmente ubicó a su esposa y descubrió que engendró un hijo el cual era totalmente ignorante e incluso no se había circuncidado. Rabí Akivá lo circuncidó y le enseño a leer, a pronunciar el Barejú et A-donay Hameboraj y el Kaddish, lo llevó a la sinagoga e hizo que recitar el Kaddish para que la gente responda tras él “Amen, Yehe Sheme Rabba”. Trató de enseñarle Torá pero aquel joven no aprendía las lecciones, hasta que Rabi Akivá ayunó cuarenta días por él. Desde los cielos surgió un eco que le indicó a Rabí Akivá que ya podía enseñarle y a partir de aquel momento el joven comenzó sus estudios y se convirtió en un gran erudito al que todos llamaban Rabí. Entonces se apareció aquel fallecido en sueños a Rabí Akivá y lo bendijo, pues al haber pronunciado el hijo el Kaddish lo liberaron de los castigos, y al convertirse en Rabí hizo que su padre ocupe un lugar entre los justos en el mundo espiritual.
En el Kaddish se realizan cinco inclinaciones. La primera en la palabra “itgadal”, la segunda en “yehe sheme rabba”, la tercera en “itbaraj”, la cuarta en “berij hu” y la quinta en “beimru amen”.