En la noche del 15 de Shevat se acostumbra a comer distintos tipo de frutos; y debido a que se acerca esta fecha estudiaremos sobre el orden halájico a seguir en el consumo de los frutos.
EL ORIGEN DEL ORDEN DE LAS BENDICIONES
Cuando la persona desea consumir distintos alimentos que se hallan frente a él, debe seguir un orden específico al comer los frutos y no puede proceder en forma indiscriminada o según su gusto personal. Existen dos motivos para ello, a saber: En principio, debido a la importancia de ciertas bendiciones estas deben adelantarse, postulado éste que analizaremos en la entrega siguiente, D-os mediante. En segundo lugar, ciertas bendiciones deben adelantarse debido a la importancia del fruto o alimento que se consume, y esto lo desarrollaremos a continuación.
LAS SIETE CLASES DE FRUTOS
Existen siete frutos con los que fue distinguida y alabada la tierra de Israel, como dice el versículo: Tierra de trigo y cebada, de vid, higuera y granada, tierra de aceite de olivos y miel (en este caso miel hace referencia al zumo de los dátiles). Estos frutos poseen primacía a cualquier otro fruto que se halla pronto a consumir. Por ejemplo si posee delante suyo, dátiles y manzanas, o almendras y pasas, siempre deberá bendecir en principio a los frutos pertenecientes a las siete clases arriba citadas.
Escribe nuestro maestro Rabbenu Ovadia Yosef, z”l, que aún si los frutos que no pertenecen a las siete clases con que fue distinguida la tierra de Israel le son más apetecibles, debe bendecir –y consumir- en principio los frutos de las siete clases, pues su importancia es debida a la trascendencia que les otorga la Torá y no a nuestro gusto personal.
ORDEN A SEGUIR ENTRE LOS FRUTOS DE LAS SIETE ESPECIES
Como vimos, estas siete clases son las que aparecen en el versículo arriba citado, y de acuerdo al orden en que aparecen es que deben adelantarse unas a otras, ya que la enunciación que realiza la Torá nos enseña sobre la mayor importancia que posee cada fruto sobre el siguiente. Por lo tanto, si la persona possee delante de él higos y uvas, debe adelantar la bendición sobre los higos ya que estos aparecen primero en el versículo.
Al margen de este orden, existe otro ordenamiento interno entre los mismos frutos de las siete clases y responde a la cercanía que el fruto posee a la palabra “eretz” –tierra- que cita el versículo. Pasamos a explicar; en el versículo hallamos escrito “tierra de trigo y cebada…” y a continuación “tierra de aceite de oliva y miel”. Vemos que la palabra “eretz” es citada por el versículo en dos ocasiones, por lo tanto, si desea bendecir sobre uvas y aceitunas, debe adelantar las aceitunas que aparecen en segundo lugar, a las uvas que son enumeradas en tercer lugar a partir de la palabra “eretz” –tierra-, lo que significa que la Torá le está otorgando mayor importancia a las aceitunas que a las uvas. De la misma forma, los dátiles preceden a la uva pues aparecen en segundo lugar a partir de la palabra “eretz” y las uvas en tercer lugar –a partir de la primera palabra “eretz” del versículo-. Por este mismo motivo, los dátiles preceden asimismo a los higos y las granadas, pues, como vimos, la importancia del fruto es determinada por el orden en que aparecen en el versículo.
ORDEN EN LAS BENDICIONES DE LOS SIETE FRUTOS
En conclusión, el orden a seguir en las bendiciones sobre los siete frutos es el siguiente: En principio debe pronunciarse la bendición sobre el pan “hamotzi lehem min haarets” (es por ello que cubrimos el pan al pronunciar el Kiddush en Shabbat, para que el mismo no aparezca frente a la persona y así pueda bendecir sobre el vino, pues el orden aplica sólo si los frutos se hallan frente a la persona). Posteriormente continúa la bendición de “mezonot” sobre las tortas o galletas procesadas con harinas, en este caso los productos procesados con harinas de trigo deben adelantarse a los horneados con harina de avena, pues el trigo aparece primero en el versículo. Siguen a las harinas las aceitunas, a estas los dátiles, a estos las uvas, a las uvas los higos y a los higos las granadas. Posteriormente, continúan todos los frutos del árbol, “boré perí haetz”. Con una sola bendición “haetz” que pronuncie exime a distintos frutos del árbol que desea comer y que se hallan frente a él.
Si por error bendice sobre un fruto que aparece posterior en el versículo o sobre un fruto que no pertenece a las siete clases con que fue distinguida la tierra de Israel y posee delante suyo uno de los siete frutos, no debe repetir la bendición ya que este ordenamiento aplica en principio pero no es imperativo si ya pronunció la bendición de “haetz”.