Pregunta: ¿Es necesario pronunciar las bendiciones en voz alta o las mismas pueden pronunciase en voz queda o incluso sin escucharse uno mismo. Asimismo ¿Está permitido según la halajá pronunciar las bendiciones con la cabeza descubierta?
Respuesta: El Talmud (Berajot 15ª) establece que todas las bendiciones deben ser pronunciadas elevando un poco la voz, o sea que quien las pronuncia se oiga a sí mismo. En principio no pueden ser pronunciadas en murmullo, y por supuesto si no se oye a sí mismo. De todas formas, en tanto la persona que recita la bendición pronuncie la misma –mueva los labios- aún cuando ni él mismo se escuche la bendición será válida. Si no mueve los labios, es decir simplemente la recita en forma mental, la bendición no es válida.
Nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, z”l, escribe que lo mismo aplica para las bendiciones de la plegaria “shemoná esré” –amidá-; y aún cuando encontramos con respecto a la plegaria de Hanna que la misma no se oía sino simplemente movía sus labios, en principio es necesario oírse a uno mismo cuando realiza su plegaria. Y aún cuando existen opiniones entre las autoridades de la Cabbalá que disienten de esto y sostienen que ni la misma persona que ora debe escucharse, no dictaminamos la halajá según esta opinión. Y así lo legisla Rabí Eleazar Azkari z”l (famoso cabalista de Tzefat y vivió cerca de la época de Maran y el Ari z”l) en su obra Sefer Haharedim, donde escribe que no es apropiado pronunciar las bendiciones de la shemoná esré en silencio absoluto sino es preciso oírse a sí mismo al pronunciarlas. Y así lo dictamina la última gran autoridad marroquí contemporánea, Rabí Shalom Messas z”l quien era un gran conocedor de las costumbres de Marruecos, cuyos sabios eran asimismo expertos cabalistas. De todas formas, es preciso poner suma atención en no ser oído por los otros integrantes del “minian” sino solamente se debe escuchar uno mismo.
Al respecto, es necesario señalar que debemos ser muy cuidadosos en no pronunciar las bendiciones apresuradamente y por lo tanto tergiversando el sentido de la misma y en ocasiones el mismo contenido. Asimismo debemos enseñar a nuestros hijos la importancia de pronunciar las bendiciones en forma pausada. Es adecuado tomar la sugerencia de quien fuera Rosh Yeshiva –decano- de Porat Yosef, Rabí Yehuda Tzadka z”l quien sugirió que las bendiciones deben dividirse en tres cuerpos, por ej: 1) Baruj ata A-donay 2)Elohenu melej haolam 3)Sheacol nihiya bidbaró, haciendo una pausa entre cada cuerpo y cuerpo, de esta manera tendrá la certeza de que pronunciará la bendición con la seriedad necesaria.
Con respecto a la segunda pregunta, si es necesario cubrirse la cabeza para pronunciar una bendición. Ya hemos aclarado oportunamente que existe divergencia entre las autoridades halájicas sobre si es necesario cubrirse la cabeza en forma permanente durante el día o se puede según la halajá caminar con la cabeza descubierta. Escribe Rabí Ovadiá Yosef, z”l al respecto, que aún cuando según la halajá no es preciso cubrirse la cabeza en forma permanente, en la actualidad no se trata de una simple conducta piadosa pues la “kipá” identifica a una persona temerosa de D-os ya que es el símbolo de alguien observante. Sin embargo, en relación a pronunciar una bendición con la cabeza descubierta, la cuestión es más grave ya que en el momento de la bendición se pronuncia el nombre divino y el mismo no puede pronunciarse con la cabeza descubierta. Y así lo legisla Maran en el Shuljan Aruj, por lo tanto, incluso en los lugares en los que incluso las personas observantes circulan sin kipá, por ejemplo en la playa, deben cubrirse la cabeza para pronunciar una bendición. Sin embargo para comer, no hallamos que existe una obligación especial de hacerlo con la cabeza cubierta.
En síntesis, las bendiciones deben ser pronunciadas de manera que las misma persona que las pronuncia las oiga y no simplemente moviendo los labios.
No se puede pronunciar ninguna bendición con la cabeza descubierta, aún cuando no existe una obligación específica de comer sin cubrirse la cabeza, como por ej. en las playas.