Pregunta: Le está permitido a la mujer casada permanecer sin el cabello cubierto dentro de su casa?
Respuesta: Es de público conocimiento el precepto de cubrirse la mujer casada sus cabellos, utilizando pañuelos gorras, etc. Por ello, es un sagrado deber para el hombre que ha desposado una mujer que no cumple con dicho precepto, tratar de inducirla por medio de la palabra, seducirla utilizando obsequios, etc. para lograr que observe este vital mandamiento de la Torá. Lo mismo aplica para aquellas mujeres que no se cubren totalmente sus cabellos, los esposos deben tratar de inducirla a cumplir este precepto en forma correcta, utilizando los medios que se hallan a su alcance para lograrlo.
De todas formas, se ha difundido una costumbre según la cual las mujeres dejan al descubierto en la parte frontal aproximadamente dos centímetros de sus cabellos, y aún cuando esto puede tener basamento halájico es apropiado cubrirse totalmente los cabellos.
Con respecto a la pregunta que nos ocupa, si la mujer puede permanecer en su casa, donde sólo la ven sus esposo e hijos sin cubrirse la cabeza, Maran Rabí Yosef Caro z”l dictamina en su obra Bet Yosef (cap. 115) que a los efectos halájicos la mujer puede permanecer sin cubrirse los cabellos en su casa donde sólo la ven su esposo e hijos. El origen de este dictamen se halla en los comentarios de Rash”i, Tosafot y el Ra”n sobre el pasaje del Talmud (Quetubot) que sostiene que la mujer que trasgrede el dat yehudit o sea la ley judía, es aquella que se comporta con falta de recato en público y por lo tanto pierde los beneficios que le corresponden según la Quetubá, o sea el documento matrimonial judío. Pero la mujer que permanece en su casa con los cabellos descubiertos no trasgrede esta prohibición. Nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, z”l, en su obra Taharat Habait (tomo 2 folio 166) cita la opinión de Rabí Moshe Feinstein z”l y otras autoridades halájicas que permiten a la mujer incluso durante su período menstrual permanecer con los cabellos descubiertos en su propia casa.
Es conocida la narración del Talmud (Yoma 47ª) sobre una mujer llamada Kimhit cuyos siete hijos se desempeñaron como sumos sacerdotes en el sagrado Templo, uno de ellos Rabí Ishmael ben Kimhit es citado devotamente por el Talmud (ib.) y otras fuentes talmúdicas, respondió Kimhit que nunca las paredes de su casa vieron sus cabellos, y esta mujer nunca se descubrió los cabellos, aún en su propia casa. Inferimos de este pasaje del Talmud que existe una actitud piadosa en no permanecer incluso en la propia casa con los cabellos descubiertos, y ello hace que la mujer amerite una descendencia santa y pura.
De hecho existen comentaristas que opinan que la citada afirmación del Talmud sobre Kimhit no es textual ya que seguramente en ciertos momentos requería descubrirse sus cabellos, por ej. al bañarse, etc. Y así lo cita la obra Menorat Hamaor que afirma que la cita talmúdica no es textual sino en general aún las paredes de su casa no vieron sus cabellos. De todas formas, aprendemos de lo anterior que es una actitud piadosa en la mujer cubrirse los cabellos aún en su casa.
Y aún cuando algunas autoridades halájicas contemporáneas asumieron una actitud muy estricta con respecto a este punto y exigen de la mujer que se cubra sus cabellos aún dentro de su casa, escribe Rabbenu Ovadia Yosef, z”l, que a los efectos halájicos esto no es esto necesario, ya que cubrirse los cabellos en la casa es una actitud piadosa en la mujer que se origina en los comentarios del sagrado libro del Zohar, y en la obra Emek Hamelej de Rabí Naftali de Rankfurt, alumno de Rabí Menahem de Fano z”l hace aproximadamente 300 años, quien escribe que la mujer que permanece en su casa con los cabellos descubiertos, aún cuando no la ve su propio esposo provoca un gran perjuicio a su casa ya que invoca el atributo de la justicia sobre la misma, y cita otros argumentos de acuerdo a la opinión de los sabios de la Cabbalá que son más severos sobre esta cuestión.
En conclusión, de acuerdo a la halajá la mujer no necesita cubrirse los cabellos dentro de su propia casa, sin embargo es una actitud piadosa que sí lo haga, especialmente si los integrantes de la familia se hallan presentes. De esta manera convocará la bendición sobre su casa y la santidad morará en ella.