Pregunta: Es posible por medio de alguna técnica evitar la omisión del pedido de lluvias, “ten tal umatar librajá”?
Respuesta: En entregas anteriores aclaramos las leyes básicas del pedido de lluvias “veten tal umatar librajá” y explicamos que de percatarse después de haber concluido que omitió este pedido debe repetir su amidá. En caso de hallarse en dudas si citó el pedido de lluvias o no, dentro de los 30 días próximos al comienzo de este pedido, en “Shemini Atzeret” debe repetir su plegaria ya que suponemos que como habitualmente venía haciéndolo no realizó el pedido de lluvias. Si la duda le surge después de los treinta días no será necesario que repita su amidá.
A continuación, veremos si existe un mecanismo que le pueda posibilitar a la persona que se halla en dudas si recordó el pedido de lluvias, no repetir su amidá, incluso si esta duda le surge dentro de los treinta días siguientes a Shemini Atzeret.
El Talmud (Baba Kama 24ª) enseña en relación a las leyes que rigen al “shor mu´ad”, o sea el oro que ha corneado tres veces y se ha apercibido a sus dueños, en cuyo caso estos deben custodiarlo en forma más cuidadosa, asimismo existen otras diferencias con respecto a un toro normal, que si aleja sus corneadas una de otra, es decir no las realiza en forma inmediata sino en lapsos más extensos, de todas formas se convierte en “shor mu´ad”. El Talmud Ib. afirma que obviamente se convierte en “shor mu´ad si cornea en lapsos más cortos, pues ello nos pone en evidencia que es un toro agresivo y por lo tanto es preciso custodiarlo en forma más cuidadosa.
De esta legislación infiere el Mahara”m de Rotemburg z”l con respecto a nuestra pregunta, que si después de los treinta días de repetir el pedido de lluvias nuestros sabios afirma que la persona habituó su lengua a dicho pedido y por lo tanto no debe repetir ante la duda, lo mismo aplica si repite el pedido de “ten tal umatar librajá” noventa veces (treinta días por tres veces diarias), podemos suponer que habituó su lengua a dicho pedido y por lo tanto ante la duda no debe repetir su amidá.
En el caso de los sefaradim, esto significa que si la persona repitió noventa veces la frase “Rofé holé amó Israel. Barej Alenu”, inmediatamente adquiere esta expresión y por lo tanto ante la duda suponemos que lo pronunció según este hábito. Lo mismo aplica para los ashkenazim quienes incluyen el texto de “bircat hashanim” la expresión “ten tal umatar librajá”.
Esta enseñanza del Mahar”m de Rotemburg es legislada por Muram en el Shuljan Aruj (cap. 114) y así se procede habitualmente. Por lo tanto, si repite el pedido de lluvias noventa veces, ante la duda puede poseer la certeza que lo realizó y por lo tanto no tiene que repetir su plegaria.