El mes de Elul es un mes de Selihot –súplicas- y Misericordia divina, por ello, es una sagrada obligación de cada integrante del pueblo de Israel realizar un auto análisis en estos días y tornar en Teshubá ante D-os. De esta manera, al presentarnos ante El, el día de Rosh Hashana, se apiadará de nosotros y nos inscribirá en los libros de la vida y la prosperidad.
No es apropiado que una persona inteligente dilate su Teshubá, como afirma la obra Mesilat Yesharim, pues el retraso de la Teshubá no es común sino en los ignorantes. Escribe el Rab Ovadiá Yosef, Shlit”a, en nombre de nuestro maestro el Haar”i z”l, que en estos días es apropiado concentrarse en la bendición de hashibenu, de la plegaria Shemoné Esre, y pedir por aquellos que se apartaron del camino correcto, especialmente si se trata de parientes, pues estos días son propicios para ello ya que se hallan signados por la misericordia divina, la diestra del Eterno se tiende a quienes tornan en Teshubá
Escribe Ramba”m (Halajot Teshubá): Cualquier precepto de la Torá, que el hombre haya transgredido, tanto en forma voluntaria como involuntaria, al retornar en Teshubá de su pecado debe confesarlo (expresarlo verbalmente: he pecado ante Ti, D-os, he cometido tal y tal pecado…) ante el Eterno, como está escrito: Hombre o mujer que transgrediere alguno de los preceptos del Eterno…y reconocerá el pecado que ha cometido; se refiere a la confesión verbal. O sea el reconocimiento verbal del pecado cometido, de lo cual se infiere que esta práctica es un precepto de la Torá. Pero ¿cómo se lleva a cabo esta confesión? Debe decirse: Oh Eterno, he transgredido, pecado y me he rebelado ante Ti y he hecho tal y tal cosa, me arrepiento de lo que he hecho y me siento avergonzado y ya no reincidiré en dicha acción (o sea asume el compromiso de no volver a pecar). Este es básicamente el principio de la confesión, vidduy, sin embargo aquel que se explaya en elvidduy y lo recita con mayor especificidad, es elogiado.
Y así se acostumbraba en épocas en que el sagrado Templo de Jerusalén existía, los pecadores ofrecían sus sacrificios expiatorios y se confesaban en momentos en que ofrendaban los mismos. Pues si la persona no torna en Teshubá, no expían sus pecados aún ofreciendo mil sacrificios a D-os; y la confesión del pecado es parte integral de la Teshubá, por lo que de no recitar su confesión de pecado no está cumpliendo con el precepto de Teshubá en forma íntegra.
En la actualidad, que no disponemos del sagrado Templo y por lo tanto carecemos del altar en el que ofrendar los sacrificios, nos resta sólo el precepto de la Teshubá y si la persona retorna en Teshubá en forma auténtica, cuando deba rendir cuentas de sus actos no serán recordados sus pecados.
Existe otra condición básica en el precepto de la Teshubá, y es el compromiso que debe asumir quien retorna de no reincidir en el pecado. Si hubiese transgredido una prohibición, por ejemplo si profanó el Shabbat o consumía alimentos prohibidos o que requieren una revisión meticulosa para eliminar los insectos, o la mujer que no cuidaba su recato en el vestir, etc. etc. deben asumir con absoluta convicción no reincidir en dichas actitudes prohibidas.
Lo mismo aplica si no observaba un precepto positivo, por ej. si no recitaba el kiddush –santificación- del Shabbat o no respetaba a sus padres en forma adecuada, etc., debe asimismo asumir el compromiso de corregir su accionar y dar fiel cumplimiento a los preceptos. Pero la persona que cree que podrá pecar y posteriormente retornar en Teshubá, de los cielos no le facilitarán la misma.
También es preciso arrepentirse de los pecados, reconociendo la gravedad de los mismos y aceptando haber enfurecido a D-os, que sólo busca su beneficio, con sus transgresiones. Sin embargo, si no se arrepiente de sus pecados aún cuando no haya reincidido en el mismo y los haya reconocido verbalmente, vidduy, no cumple con el precepto de la Teshubá y sus pecados no son disculpados.
Concluimos de todo lo anterior, que existen tres principios en el precepto de la Teshubá, el reconocimiento verbal del pecado, asumir no reincidir en el mismo, y arrepentirse de la transgresión. La persona que así procede cumple con el precepto de la Teshubá y se convierte en un ser amado por el Eterno y sobre él dice Rabí Akivá (Yoma 85b): Dichosos ustedes, hijos de Israel! Ante Quien os purificáis y Quien os purifica? Vuestro padre celestial, como esta escrito: Inmersión de pureza eres Tu, D-os, para Israel, así como el baño de inmersión ritual purifica a los impuros, el Eterno, bendito sea, os purifica.