Escribe Ramba”m (Leyes sobre Meguilá cap. 2) Cada persona está obligada a enviar a su compañero dos porciones de carne u otro tipo de alimento, pues está escrito: Y enviaréis porciones cada hombre a su compañero, de todas maneras aquellos que mandan a más cantidad de compañeros son ensalzados.
Pero es también una obligación repartirle a los pobres dinero o alimentos el día de Purim, no menos de dos regalos a dos menesterosos, pues está escrito: Y regalos a los pobres. Y es preferible incrementar regalos a los pobres que enviar porciones a los compañeros o realizar una gran comida en Purim, ya que no que existe alegría más maravillosa que la de alegrar el corazón afligido de los pobres, huérfanos y peregrinos, pues quien contenta a estas personas, actúa como lo hace la divinidad, como está escrito: Reanima el espíritu de los caídos y reaviva el alma de los agobiados.
El hombre piadoso debe dar regalos a los pobres en forma generosa y magnánima y con buen talante, pues todo ello redundará en su propio beneficio. En principio, según la halajá no existe una cantidad estipulada para estos regalos, pues con sólo entregar una moneda básica corriente en el lugar será suficiente para cumplir con esta obligación. De todas formas, como ya escribimos, es preferible incrementar en regalos a los pobres que enviar más porciones a amigos o realizar grandes comidas. En principio, se debe entregar una cantidad suficiente como para realizar una comida básica.
Aquellos que entregan el dinero correspondiente a las dádivas de Purim a los encargados de la Tzedaká, cumplen así con este precepto. Y de alguna forma es preferible actuar de esta manera ya que no siempre se conoce la honorabilidad de las personas que reciben el dinero. Por supuesto, es preciso buscar un encargado de Tzedaká que sea responsable y temeroso de D-os.
Es apropiado insistir en este punto, ya que existen numerosos encargados de repartir caridad que son personas inescrupulosas y conservan para sí la mayor parte de lo recaudado, aprovechándose de los pobres para enriquecerse a su costa, como lamentablemente hemos oídos de numerosos casos. Y así escribe el Ya´abetz z”l en su obra Meguilat Sefer, hace aproximadamente 300 años: Los encargados de la Tzedaka, hombres inescrupulosos y deshonestos, robaron la mayor parte del dinero destinado a los pobres de Jerusalén a los que llegó una ínfima parte de lo recaudado, motivo este que llevó a la posterior desaparición de la comunidad ashkenazí de Jerusalén.
Y estas personas turbias y mal intencionadas se presentan a sí mismos como hombres honestos y temerosos de D-os. Y cada quien debe poner especial atención en buscar personas encargadas de la Tzedaká honestas y piadosas, y alejarse y alejar a los incautos de aquellos que se presentan como hombres piadosos y temerosos de D-os, y son delincuentes encubiertos que permanecen con el dinero de los pobres. Y al entregarle las dádivas a este tipo de personas no se cumple el precepto de la Tzedaka y tampoco el de las dádivas de Purim. Por lo tanto, es preciso buscar gente responsable y temerosa de D-os para entregar estas dádivas, o entregarla directamente en manos de los sabios de la Torá para que ellos mismos lo repartan.
TARJETA DE CRÉDITO
Una persona que no puede dar regalos a los necesitados, sin embargo está obligada a dar regalos a los necesitados. Hoy en día es posible donar por teléfono con tarjeta de crédito, cumpliendo así con la mitzvá. Y así fue instruido por nuestro rabino Yitzchak Yosef Shlita.
MUJERES
Un hombre casado debe cuidar que su esposa (y también de sus hijos e hijas mayores), también deben cumplir la mitzvá de los regalos para los necesitados, ya que a veces por la los preparativos para Purim, la mujer se olvida prestar atención a esta mitzvá. Su marido puede ser su enviado para repartir las dádivas de los pobres en su nombre.