Uno de los preceptos que nos fue encomendado específicamente en la festividad de Sucot es el de alegrarnos durante la festividad, como indica el versículo: Y te alegrarás en tu fiesta, y será sólo alegría.
Esta alegría se expresa consumiendo comidas sabrosas, bebidas agradables y adquiriéndole a la esposa e hijos ropas u objetos nuevos. En el caso de los niños pequeños, golosinas.
Evidentemente la alegría principal que nos debe embargar durante esta festividad no es una alegría material, sino la alegría espiritual de sentirnos más cerca del Creador, a quien convertimos en nuestro Monarca y nos supervisa y beneficia permanentemente.
Escribe el Ramba”m que aun cuando en las demás festividades tenemos asimismo el precepto de alegrarnos, en Sucot este precepto cobra especial vigencia ya que el versículo nos encomiendo alegrarnos durante estos siete días.
De hecho, deberíamos preguntarnos por qué si existe un precepto específico de alegrarse durante estos días, es que justamente debemos dejar nuestras residencias permanentes y habitar en las Sucot, lo apropiado para vivir realmente la alegría de esta festividad sería festejar en nuestras moradas.
Escribe Rabí Ya´acob Neiman (Decano de la Yeshiva de Lituania y posteriormente en Petaj Tikva-Israel) que justamente la idea es la tomar conciencia que la verdadera alegría se experimenta exclusivamente fuera de los límites materiales, las persona que consideran que pueden alegrarse en los placeres mundanos, en las cosas materiales, en sus moradas físicas, no podrán experimentar la verdadera y genuina alegría espiritual que se logra al asumir que este mundo es una morada temporal.
Asimismo amplía este concepto utilizando lo que escribiera otra de las grandes autoridades rabínicas (Rabí Moshe Rozenshtain z”l, asesor espiritual de la Yeshiva de Lomze) en relación a la costumbre de leer durante la festividad de Sucot el libro de Kohelet. Pues en esta obra, el rey Salomón escribe que todo lo mundano es vanidad, por eso recordamos en Sucot que alegría exagerada es superflua ya que todo en este mundo es pasajero.
Rabí Neiman z”l explica que por el contrario, la lectura de Kohelet en Sucot está dirigida a transmitir la idea de que la verdadera alegría se experimenta no con los bienes materiales, sino cuando la persona aprende a distanciarse de las posesiones materiales. Al alejarse de la envidia, el placer y los honores, como dice el Pirke Abot, y alcanzar la comprensión de que este mundo es sólo un canal para alcanzar la verdadera vida en el mundo venidero.
Jag Sucot Sameaj.